Banco Central estima crecimiento nulo para Chile en 2023 y espera repunte de la demanda interna en 2024

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“La economía local ha evolucionado acorde con lo previsto en el IPoM de septiembre. La inflación ha seguido retrocediendo en el marco de la resolución de los desbalances macroeconómicos, que incluyen el cierre de la brecha de actividad, la normalización de la demanda agregada y el alivio de los shocks de costos de años anteriores”, consigna el Informe de Política Monetaria (IPoM) de diciembre 2023 presentado hoy por el Banco Central.


En lo externo, señala el documento, “el desempeño de las principales economías ha sido mejor al esperado y las perspectivas de crecimiento mundial han aumentado, observándose un descenso de la inflación en la mayoría de los países. Las condiciones financieras internacionales han mejorado en las últimas semanas, retornando a los niveles de comienzos de año. En este contexto, se estima que el PIB chileno cerrará este año con nulo crecimiento, y rangos de expansión para 2024 y 2025 de 1,25-2,25% y 2-3%, respectivamente. La inflación total seguirá descendiendo y convergerá a 3% en la segunda mitad de 2024. La Tasa de Política Monetaria (TPM) acumula una baja de 300 puntos base (pb) desde julio y se ubica en 8,25%. El Consejo considera que, en línea con el escenario central del este IPoM, la convergencia de la inflación a la meta requerirá nuevos recortes de la TPM. Su magnitud y temporalidad tomará en cuenta la evolución del escenario macroeconómico y sus implicancias para la trayectoria de la inflación.”


De acuerdo al ente emisor, “la inflación ha seguido disminuyendo y se encamina a alcanzar la meta de 3% en la segunda mitad de 2024. A noviembre, las variaciones anuales del IPC total y subyacente se ubicaron en 4,8 y 6,0%, respectivamente. La parte subyacente ha liderado el descenso de la inflación total en los últimos meses, en especial su componente de bienes. En cambio, algunos ítems volátiles han mostrado una inflación anual algo mayor que la observada hasta el IPoM previo, como los combustibles y algunos alimentos. Los volátiles, además, explicaron gran parte de la elevada variación mensual del IPC en noviembre. En paralelo, las expectativas de inflación a dos años se encuentran en 3% y las distintas medidas muestran una convergencia a la meta más temprana que en el último IPoM.”


La autoridad indicó que “el descenso de la inflación desde sus máximos de 2022 se ha dado en un contexto de paulatina resolución de los desequilibrios macroeconómicos. La moderación del gasto y el cierre de la brecha de actividad —que se habría completado durante el tercer trimestre— han permitido mitigar las presiones inflacionarias provenientes de una economía que por largo tiempo estuvo creciendo por sobre su capacidad.”


El proceso de convergencia inflacionaria también ha estado apoyado por la disipación de los shocks de costos de años previos. Esto considera la resolución de los problemas logísticos que ocasionó la pandemia, así como la reversión del significativo incremento de los precios de las materias primas y alimentos que produjo la guerra en Ucrania. "Se agrega el impacto de la apreciación del tipo de cambio real (TCR) tras los máximos que alcanzó a mediados de 2022, que se ha dado en paralelo a una reducción de los índices de incertidumbre local", comentó el órgano rector.


PIB y demanda interna

En este contexto, apuntó el Central, “la economía local retomó tasas de expansión trimestrales levemente positivas, aunque mantiene cierta heterogeneidad entre sectores. En términos desestacionalizados, la actividad no minera creció 0,2% en el tercer trimestre (0,5% mensual según el Imacec de octubre). Destaca la resiliencia de los rubros de servicios y el desempeño algo más favorable de la generación eléctrica y el comercio. Por el contrario, la construcción continúa débil.”

En la demanda, los datos del tercer trimestre muestran un incipiente aumento del consumo privado. Ello, después de la fuerte contracción de esta parte del gasto entre fines de 2022 e inicios de este año, principalmente en el componente de bienes. Resalta el repunte en algunas líneas de ítems durables. Por su parte, el gasto en servicios mantiene tasas de crecimiento positivas.


La evolución del consumo ha ido acompañada por una mejora de los ingresos reales de los hogares. El descenso de la inflación está apoyando el crecimiento de los salarios reales y ha reducido su impacto adverso en el gasto financiero de las personas. En el mercado laboral, la creación de empleo se mantiene lenta, con una demanda de trabajo aún débil, lo que es coherente con la evolución del ciclo económico. Por su parte, la tasa de desempleo se mantiene por sobre su promedio histórico.


La formación bruta de capital fijo (FBCF) ha estado marcada por la volatilidad que exhibe hace varios trimestres el componente de maquinaria y equipos. Este último se contrajo en el tercer trimestre, lo que incide en una mayor caída de la inversión proyectada para este año. De todos modos, indicadores como las ventas mayoristas de este tipo de bienes apuntan a que la baja se ha ido revirtiendo. Por otro lado, la inversión en construcción ha continuado disminuyendo, coincidiendo con el pesimismo en las percepciones de este sector.


Condiciones de financiamiento

En el escenario externo, la actividad de las principales economías tuvo un mejor desempeño en los últimos meses, en particular en EE.UU. y China. En EE.UU., la resiliencia del mercado laboral y del consumo continúan dando soporte a la economía. En China, el empuje provino de los efectos rezagados de la reapertura post pandemia y la caída del ahorro, a lo que se suman las medidas reactivadoras aplicadas por el gobierno chino. No obstante, se mantienen vigentes los problemas del sector inmobiliario en esta nación.


Las condiciones financieras internacionales han tenido un comportamiento más favorable en semanas recientes, volviendo a niveles en torno a los observados a inicios de año. Los mercados han estado altamente reactivos a diferentes tipos de eventos, entre ellos cifras económicas distintas de lo esperado o la comunicación de las autoridades monetarias. Este comportamiento tuvo un peak durante parte de octubre y noviembre, cuando se produjo un episodio de elevada volatilidad y estrechez financiera global. Así, en el transcurso del cuarto trimestre la tasa a 10 años de EE.UU. llegó a valores cercanos a 5%, el dólar se apreció y las bolsas tuvieron caídas generalizadas. "Esta reacción se debe a diversos factores, que incluyen las dudas en torno a la política fiscal estadounidense, la incertidumbre asociada a un entorno geopolítico más complejo y las aprensiones respecto del equilibrio ahorro-inversión de mediano plazo. Se agrega la evolución de la política monetaria en el mundo desarrollado", enfatizó el Banco.


El mercado chileno -constató- se ha acoplado a los movimientos de sus pares externos. En ese período de octubre y noviembre, el peso tuvo una depreciación relevante y la tasa de interés de largo plazo también siguió los movimientos internacionales, mostrando un incremento importante que luego se deshizo. La Reunión de Política Monetaria de octubre se realizó en medio de este volátil panorama financiero. En ella, el Consejo decidió que era necesario continuar con el ciclo de recortes de la TPM, aunque en esa oportunidad era aconsejable hacerlo a una velocidad algo menor, reduciendo la tasa en 50pb. Además, de manera precautoria, acordó suspender el programa de reposición de reservas y la reducción gradual de su posición forward.


La mejora reciente de las condiciones financieras globales se da en medio de una comunicación algo menos restrictiva por parte de la Reserva Federal. Particularmente en su última reunión, surgieron expectativas de un recorte adicional de la tasa rectora en EE.UU. durante 2024. Las tasas han bajado a nivel mundial, el dólar se ha depreciado y las bolsas han subido. En Chile, la tasa del BCP10 se ubica levemente por encima de su nivel de principios de 2023. Por su parte, el peso acumula una depreciación de cerca de 8% desde mediados de año, la que se reduce a 1,5% cuando se comparan los cierres estadísticos de este IPoM y el de septiembre.


Las condiciones locales de financiamiento de corto plazo a empresas y hogares han ido relajándose, de la mano de los recortes de la TPM. Las tasas hipotecarias, más allá de un descenso en el margen, se ubican en niveles por sobre los de un par de meses atrás. "Hacia adelante, su trayectoria está sujeta a varios factores, entre otros, los movimientos de las tasas de largo plazo y premios por plazo. Respecto del desempeño del crédito, tanto su crecimiento como su demanda siguen siendo débiles en la mayoría de las carteras", expuso la autoridad. 


Parámetros estructurales

En el IPoM se estima que el crecimiento del PIB tendencial no minero se irá reduciendo a lo largo de los próximos años, para promediar 1,9% en el período 2024-2033. Esto se compara con la estimación de 2,2% para el período 2023-2032 que se realizó en el IPoM de diciembre de 2022. La menor cifra responde, principalmente, a ajustes en el cálculo producto del cambio en el decenio de referencia que abarca cada promedio, y no implica un cambio sustantivo en la trayectoria proyectada. Así, la estimación vuelve a considerar un bajo crecimiento de la productividad total de factores y que buena parte de la recuperación de la participación laboral a los niveles prepandemia ya ocurrió.


La TPM neutral nominal se estima en 4% (+25pb respecto de la estimación previa). "Ello es coherente con el incremento de las tasas neutrales de política monetaria en otras economías, mencionó el Central.



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En materia de proyecciones, el ente emisor apuntó que “el escenario central considera que la inflación total convergerá a la meta de 3% en la segunda mitad de 2024, con perspectivas que no varían mayormente respecto de septiembre. En esta trayectoria se combinan una parte subyacente que se acercará a 3% más rápido que lo proyectado, con un comportamiento menos favorable para los precios de los combustibles y de otros ítems volátiles. En la inflación subyacente, destacan las menores perspectivas para el componente subyacente de bienes, influido por el mayor retroceso que acumuló en meses recientes. El escenario central asume que el TCR se mantendrá en torno a los niveles actuales durante el horizonte de proyección. Esto, en un contexto de alta volatilidad de la paridad nominal y donde la depreciación respecto del cierre estadístico previo es acotada.”


Las proyecciones de actividad y demanda contienen pocas correcciones. “Para 2023, se anticipa un crecimiento nulo del PIB. Además de la revisión al alza de las cifras de los tres primeros trimestres de 2023, la estimación considera perspectivas algo más favorables para el cierre del año en el PIB no minero, dada la incipiente mejora de los datos sectoriales —como en el comercio o la industria", señaló la institución.


Para 2024 y 2025, en tanto, los rangos de crecimiento del PIB se mantienen en 1,25-2,25% y 2-3%, respectivamente. En esta proyección, el PIB no minero seguirá mostrando variaciones trimestrales positivas, para ir acercándose paulatinamente a tasas acordes con su crecimiento de tendencia. La actividad minera tendrá un aporte importante a la expansión de la economía en 2024, a lo que contribuye la reciente entrada en operación de nuevas faenas y el desarrollo de otros minerales.


La brecha de actividad se ubica en torno a cero y se estima que permanecerá cerca de ese nivel durante todo el horizonte de proyección. Los ajustes desde el último IPoM son acotados e incorporan la revisión de los parámetros estructurales y las mejores perspectivas para el PIB no minero en los próximos trimestres.


“Se sigue esperando que la demanda interna retome tasas de variación positivas en 2024”, mencionó el órgano emisor. En el consumo privado, sus niveles se corrigen marginalmente al alza para los próximos dos años. Se estima que este se expandirá 2,1% en 2024 y 1,8% en 2025. La recuperación de los ingresos disponibles de los hogares continuará apoyando su desempeño, respaldado en buena parte por el proceso de convergencia de la inflación. Se agrega el impacto de los recortes de la TPM sobre las condiciones crediticias relevantes para el consumo."


En 2024 y 2025, se prevé que la FBCF (inversión) alcanzará niveles similares a los anticipados en el IPoM pasado, bienio en el que acumulará un crecimiento positivo. En esta proyección se consideran las mejores perspectivas de los catastros de inversión, en particular para el sector minero y de energía, y cifras de alta frecuencia.


Las proyecciones para el déficit de la cuenta corriente son de 3,3% este año y en torno a 4% los dos siguientes. Al tercer trimestre este siguió reduciéndose, acumulando 3,5% del PIB en el último año móvil. Ello ocurre a la par de la recuperación paulatina del ahorro nacional —donde destaca el aumento en el componente privado—, cuya recomposición continuará contribuyendo al equilibrio entre este y la inversión.


“La economía chilena se verá favorecida por un mayor crecimiento esperado de los socios comerciales en el corto plazo. Se estima que este promediará 3,1% entre 2023 y 2024 (2,7% en septiembre). Por un lado, esto se explica por las mejores proyecciones para EE.UU., en base principalmente a la fortaleza del consumo. Por otro, está el mayor impulso que darán las medidas fiscales en China, que de todos modos mantendrá tasas de expansión por debajo de sus promedios históricos. Además, el precio del cobre previsto para los próximos dos años se mantendrá en torno a US$3,8 la libra, lo que explica gran parte de la corrección al alza de los términos de intercambio”, remarcó el Banco.


Política monetaria

La TPM acumula una baja de 300pb desde julio y se ubica en 8,25%. El Consejo considera que, en línea con el escenario central de este IPoM, la convergencia de la inflación a la meta requerirá nuevos recortes de la TPM. Su magnitud y temporalidad tomará en cuenta la evolución del escenario macroeconómico y sus implicancias para la trayectoria de la inflación. El Consejo reafirmó su compromiso de actuar con flexibilidad en caso de que alguno de los riesgos internos o externos se concrete y las condiciones macroeconómicas así lo requieran.


En los escenarios de sensibilidad, el borde superior está definido por situaciones en que la convergencia de la inflación demora más en completarse. “Tal sería el caso si es que la economía chilena recibiera un impulso externo mayor al previsto, por ejemplo, porque la resiliencia de EE.UU. se prolonga y eleva el dinamismo de la economía mundial. Esto tendría efectos positivos a nivel local. Por un lado, por una mayor demanda externa y mejoras en los precios de distintas materias primas, incluyendo el cobre, pero además a través del canal de expectativas, que podrían volverse más optimistas e incentivar el gasto interno. Las consecuencias inflacionarias de este escenario podrían llevar a recortes de la TPM más graduales que los del escenario central”, afirmó el Central.


El borde inferior refleja escenarios en que la inflación se reduce más rápido. Estos se asocian, especialmente, a situaciones en que el impacto sobre la economía local del aumento de las tasas largas de meses recientes sea mayor a lo esperado. “Esto podría restar dinamismo al consumo y la inversión, llevando a una disminución de las presiones inflacionarias que requeriría acelerar el proceso de relajamiento monetario”, consignó el organismo.


“En cuanto a los riesgos, la evolución del escenario externo continúa sujeta a importantes focos de incertidumbre. La fragilidad del sector inmobiliario en China, las dudas en torno a la situación fiscal en EE.UU. y un entorno geopolítico más complejo y con nuevos conflictos bélicos son solo algunos de ellos. Las implicancias de estos escenarios para la política monetaria dependerán de cómo la combinación y magnitud de dichos elementos afecten las perspectivas para la convergencia inflacionaria de mediano plazo”, concluye el IpoM.


europapress