La IA podría incrementar el PGB mundial a tasas del 20% anual

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Alfredo Barriga

El increíble crecimiento económico propiciado por la revolución industrial (350% por siglo vs 8% antes de 1700) fue gracias a la existencia de una población cada vez más letrada y de genios que nos trajeron la máquina a vapor, la electricidad, el motor de combustión interna, los computadores, los aviones, los viajes a la luna. Esa capacidad creativa fue posible por un gran incremento en la población, de alumnos en las Universidades, de capacidad de investigación y desarrollo… de “brain power”. Pero siempre tenía un límite demográfico. La IA no tiene esos límites.


De ahí la posibilidad de una segunda explosión de crecimiento económico. Según un artículo reciente de The Economist (The Economics of Superintelligence) si la capacidad de procesamiento genera avances tecnológicos sin intervención humana, y una parte suficiente de los beneficios se reinvierte en la construcción de máquinas aún más potentes, la riqueza podría acumularse a una velocidad sin precedentes. Los economistas han sido conscientes desde hace tiempo de la implacable lógica matemática de la “automatización del descubrimiento de ideas”. Según una proyección reciente de Epoch AI, un optimista grupo de expertos, una vez que la IA pueda realizar el 30 % de las tareas, el crecimiento anual superará el 20 %.


La tesis central del artículo es que será la propia IA la que desarrolle la Súper IA, sin intervención humana, creando una súper inteligencia. La humanidad tendría acceso a todas las ideas posibles, incluyendo la construcción de los mejores robots, cohetes y reactores. El acceso a la energía y la esperanza de vida humana ya no tendrían límites. La única restricción para la economía serían las leyes de la física. Personalmente no participo de tanto optimismo. Ya hay problemas para conseguir energía y agua para los grandes centros de datos de IA, como comenta también otro artículo de The Economist (How big tech plans to feed AI’s voracious appetite for power)


Este salto en el PGB mundial sería un cambio estructural, que nos traería otro tipo de sociedad. El impacto económico de la IA no solo se expandiría en magnitud, sino en naturaleza: ya no estaríamos hablando de mejora sectorial, sino de un nuevo régimen económico, con reglas que aún no existen.


Epoch AI estima que, si la IA realizara el 30% de las tareas cognitivas globales, se daría una redefinición estructural del ciclo económico, en donde la producción no depende de la participación humana directa.


Este crecimiento plantea dilemas éticos: ¿Quién se beneficia cuando el trabajo humano deja de ser necesario? Aunque algunos modelos proyectan un crecimiento económico sin precedentes, otros advierten que ese futuro podría requerir frenos institucionales, pactos internacionales y una nueva ética del progreso. La superinteligencia no solo promete abundancia, también exige responsabilidad.


Según el mismo artículo de The Economist, habría un gran desajuste en el mercado laboral, por el cual todas las tareas que pueden ser hechas por las máquinas serían hechas por las máquinas. ¿Qué queda para los humanos?


“En los mercados laborales, el coste de usar la capacidad de procesamiento para una tarea limitaría los salarios para llevarla a cabo: ¿por qué pagar a un trabajador más que a la competencia digital? Sin embargo, el número cada vez menor de superestrellas cuyas habilidades no fueran automatizables y pudieran complementar directamente la IA disfrutaría de enormes beneficios. Los únicos que lo harían mejor, con toda probabilidad, serían los propietarios del capital relevante para la IA, que absorbería una parte cada vez mayor de la producción económica.


Todos los demás tendrían que adaptarse a las deficiencias en las capacidades de la IA y al gasto de los nuevos ricos. Dondequiera que hubiera un cuello de botella en la automatización y la oferta laboral, los salarios podrían aumentar rápidamente. Estos efectos, conocidos como la "enfermedad de los costes", podrían ser tan fuertes que limitaran la explosión del PIB medido, incluso si la economía cambiara radicalmente.”


La manera de ver otra aceleración, si llega, es como la continuación de un largo milagro, posible solo porque la gente aceptó la disrupción. La humanidad podría ver su inteligencia superada. Pero seguirá necesitando sabiduría.


Alfredo Barriga

Profesor UDP

europapress