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Víctor Salas | 
						
La economía chilena atraviesa por una compleja situación, inflación y estancamiento productivo, y las proyecciones para 2023 no son alentadoras. La política monetaria contractiva aplicada por el Banco Central desde julio de 2021 ha logrado estancar y disminuir la importante alza que mostró el agregado monetario M1 entre marzo de 2020 y diciembre de 2021, logrando sacar de la economía cerca de MMM$23.000 a noviembre de 2022, en paralelo, el IPC general mensual, que muestra volatilidad con tendencia al alza entre 2021 y 2022, ha comenzado a ajustarse en los últimos meses, pese a ello, las tasas de inflación mensual se han mantenido alrededor del 13%, anualizado y con difícil pronóstico de una pronta caída.
Por más que queramos otra cosa, bien sabemos que la economía chilena está enfrentando una compleja situación de estancamiento productivo con alta inflación.
Este mes de noviembre hemos vivido una etapa especial de conflictos, de paros camioneros y portuarios y de perspectivas de huelgas de trabajadores mineros. Reconociendo que estas movilizaciones son derechos que tienen los chilenos, también es bueno reconocer que estos conflictos, en la medida que se prolongan, terminan generando efectos negativos en la actividad económica no solo en los sectores directamente involucrados, sino también en el país.
Durante octubre y noviembre, los encargados de la política económica monetaria y fiscal en Chile, han seguido aplicando medidas, principalmente por medio del ajuste de la Tasa de Interés de Referencia y control de la liquidez, para equilibrar la caída de la actividad y la creciente inflación producidas por el shock generado durante la pandemia del COVID-19.
Aunque nos alegre que la inflación esté cediendo, ello ocurre muy levemente y más bien se espera que este fin de año tengamos una inflación entre 12 y 13%. Con todo, una de las mayores dificultades que enfrentará la economía chilena en el último trimestre de 2022 y el próximo año, será la recesión que se nos viene encima, sin que hayamos controlado el alza de precios.
Con el resultado del plebiscito del 4 de septiembre, el país ha entrado en un nuevo proceso constitucional, el avance de las conversaciones para construir un acuerdo debería generar positivas expectativas en los próximos meses en los mercados locales e internacionales.
Son varias las complicaciones que en la actualidad tiene la toma de decisiones de política económica en Chile y queremos hacer claridad sobre ellas.
Chile enfrenta hoy una compleja coyuntura económica, está viviendo una desaceleración de la actividad productiva, que se encamina a una leve recesión técnica, que bien podría profundizarse en la perspectiva de una recesión internacional. Situación que empeora con la fuerte inflación (13,1% anual) existente.
La principal preocupación económica de Chile hoy día es la fuerte inflación que estamos viviendo, 12,5% anualizada, a junio de este año. Es tan alta la presión de los precios internos que el Banco Central subió la Tasa de Política Monetaria, TPM, el 9 de mayo a 9% y acaba de subir (13 de julio, 2022) en 75 puntos, a 9,75%, lo que reduce una vez más la oferta monetaria y hará subir nuevamente las tasas de interés de la economía chilena las que, en junio 2022, estaban en 26,3% la tasa de consumo y 12,99% la comercial. Acciones orientadas a reducir la demanda interna (consumo e inversión) y la actividad productiva para reducir la inflación.
Esta es la situación compleja que hace a la incertidumbre política un factor de inestabilidad del precio del dólar en el país, manteniendo la tendencia depreciadora de este fenómeno.