Nuestras remuneraciones reales están cayendo, mientras que el costo de los alimentos sigue aumentando

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VICTOR SALAS

Por más que queramos otra cosa, bien sabemos que la economía chilena está enfrentando una compleja situación de estancamiento productivo con alta inflación.


El IMACEC de septiembre cayó en 0,4% respecto de año anterior y en octubre volvió a caer: -1,2% y lo más probable es que siga ocurriendo, básicamente porque todos los últimos indicadores de producción están cayendo, como se puede ver en los datos entregados por el INE. En su informe indica que en octubre pasado el Índice de Producción Industrial (IPI) disminuyó en 4,2% en doce meses. Uno de sus componentes, el Índice de Producción Minera (IPMin), creció poco (0,7% interanual), aumento explicado por la mayor producción de hierro, mientras que el cobre tuvo una variación nula. Un segundo componente es el Índice de Producción de Electricidad, Gas y Agua (IPEGA), que interanualmente se redujo en 1,5%. Sin embargo, es en el Índice de Producción Manufacturera (IPMan) donde se observa la mayor baja interanual (-9,2%). Otros indicadores de producción, como la Superficie autorizada de permisos de edificación, estaban cayendo a octubre de 2022 (-17,4%, variación interanual).


También la inflación sigue en altos niveles, sobre los dos dígitos (13,3% anualizada a noviembre 2022). El IPC, luego del máximo de agosto (14,1% anualizado), había comenzado a decaer levemente en los meses posteriores (septiembre -a 13,7%- y octubre -a 12,8%-), datos tomados en cuenta por el Banco Central que en noviembre 2022 anunció el fin del alza de la tasa de política de monetaria (TPM) que está en un alto nivel de 11,25%. Pero que, con la vuelta al alza del IPC, deberá reconocer lo difícil que es controlar los procesos inflacionarios una vez desatados en la economía.


Si como ocurre, la mayor parte de la población vive de sueldos por trabajar y éstos generalmente, no se van ajustando según las variaciones del IPC que recoge las alzas de los precios de los bienes y servicios que se consumen, entonces, durante los últimos meses esas remuneraciones, en términos reales, han estado disminuyendo y afecta su capacidad de compra.



Así, se observa que los salarios reales muestran una tendencia declinante en los últimos años, que se profundiza más aún por la fuerte inflación que en 2022 a niveles de dos dígitos, anualizada, como se observa el gráfico siguiente que muestra la evolución mensual del índice real de remuneraciones y de la inflación, de enero 2016 a septiembre 2022. En septiembre de 2022 las remuneraciones reales muestran una disminución de 2.3%, anualizada.


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La situación se empeora aún más para los trabajadores, que viven de un sueldo, porque los precios de los productos de la canasta básica de alimentos han estado aumentando muy por sobre el IPC, alcanzando en octubre una tasa de 22,91%, analizada, mientras los precios en general subieron en 12,8%.


En este contexto se observa que los salarios reales han estado cayendo durante todo el año y el valor de la canasta básica de alimentos ha subido fuertemente de tal forma que el costo de vida en el país ha aumentado considerablemente en 2022 y los ingresos se están reduciendo en términos reales, lo que es uno de los principales problemas que preocupa a los chilenos y chilenas.



También preocupan las perspectivas negativas del Banco Central para el crecimiento del PIB para el próximo año (-1,75% a -0,75%, IPOM diciembre 2022), a las que se suman las de la CEPAL, que empeora su estimación del PIB 2023 para nuestro país, bajándola desde -0,9% a -1,1%. Lo que sin duda afectará a la creación de nuevos puestos de trabajo y al empleo.


Víctor Salas Opazo

Departamento de Economía


Universidad de Santiago de Chile

 

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