​No olvidemos la recesión económica que se nos viene

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Victor Salas

Aunque nos alegre que la inflación esté cediendo, ello ocurre muy levemente y más bien se espera que este fin de año tengamos una inflación entre 12 y 13%. Con todo, una de las mayores dificultades que enfrentará la economía chilena en el último trimestre de 2022 y el próximo año, será la recesión que se nos viene encima, sin que hayamos controlado el alza de precios.

Son varios los factores que explican que, después de haber recuperado fuertemente el PIB en 2021, este año vayamos a tener solo alrededor de 1,8% de aumento del PIB y que el próximo, según todos los pronósticos, tendremos una caída del Producto de cerca del 1%.

Un factor relevante en el bajo crecimiento de la actividad productiva del país es la necesidad de controlar el proceso inflacionario iniciado en julio de 2021 y desatado en los meses recientes. Este año se redujo el gasto fiscal, en 22% respecto del presupuesto de la nación de 2021 (con IFE universal incluido) y, además, no se aprobaron más retiros de fondos previsionales, reduciéndose con estas medidas los aumentos de la demanda interna (consumo privado, inversión privada y gasto del gobierno) que reactivaron fuertemente el producto el año pasado. Junto a estas medidas el Banco Central inició un rally de aumentos de la Tasa de Política Monetaria, TPM, pasando de 4% en diciembre 2021 a 5,5% a fines de enero y llegó a 11,25% el 13 de octubre, reduciendo la oferta monetaria, lo que aumenta la tasa de interés del mercado bancario financiero, lo que, a su vez, reduce las colocaciones de consumo, comerciales e hipotecarias y, por consiguiente, la demanda interna.

Este año tanto la Política Fiscal como la Política Monetaria han actuado contractivamente, pero no han conseguido controlar la inflación, sigue en dos dígitos (13,7% en septiembre pasado) y están comenzando a afectar a la actividad productiva, IMACEC de 0,0% en agosto y seguramente fue negativa en septiembre y una tasa de desempleo que comienza a aumentar moviéndose lentamente, de 7,9 en agosto a 8% en septiembre. Todas las medidas están orientadas a reducir la demanda interna y eso terminará contrayendo la economía.

Adicionalmente, se observa una incertidumbre política que afecta la inversión, genera salida de capitales y claramente mantiene alta la tasa de cambio (945,31 pesos por dólar al 28 de octubre pasado).

Un dólar alto es un factor especialmente relevante para mantener las presiones inflacionarias en el país, a pesar que de repente se ignora en el análisis. Es que los factores externos tienen incidencia en los precios internos (sobre el 50%) y, en consecuencia, en mantener nuestra inflación. El aumento de los precios internacionales mantiene viva la inflación en Chile. Los bienes y servicios están entrando al país a precios más altos, aumentan los costos de producción, que los productores tratarán de traspasar (si les es posible) a los demandantes, presionando los precios internos al alza. Además, de pasada habrá que demandar más dólares para comprar los mismos niveles de importaciones y eso depreciará al tipo de cambio en Chile, manteniéndolo alto.

Y, la inflación internacional no ha bajado, ahora en octubre la Zona Euro alcanzó una tasa anualizada de 10,7% y USA está en 8,2%. Pero, no es la inflación por si misma la que preocupa, sino las reacciones que están teniendo y tendrán los Bancos Centrales de estos países, que para controlarla subirán fuertemente la tasa de referencia de política monetaria y eso provocará también fuertes aumentos en la tasa de interés de sus propios mercados bancarios financieros, por lo que se pronostica (FMI, Banco Mundial, Bloomberg) que se reducirá finalmente la actividad productiva de esos países, entrando en recesión. Ya la economía de la Zona Euro se ha ralentizado en el tercer trimestre (creció solo en 0,2%), pero el Banco Central Europeo y el Banco de inversión Goldman Sachs, pronostican un mayor debilitamiento hasta la mitad de 2023. Lo mismo se observa para la economía de Estados Unidos, tanto que se estima que la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) seguirá subiendo agresivamente la tasa de referencia y, la misma FED, espera que alcance al 4,6% en 2023.

En este contexto de Banco Centrales subiendo la tasa de referencia y la tasa de interés de sus países y provocando contracción económica, no cabe duda que el estancamiento de USA y la Zona Euro y también de China, así como la contracción, que el FMI proyecta para este año y/o el próximo, de un tercio de la economía mundial, llegará a nuestro país y como todas las recesiones mundiales tendrá efectos negativos en el PIB, pero esta vez estará acompañada de alza de los precios internacionales, por lo que se mantendrán las presiones inflacionarias en nuestro país, juntando dos resultados económicos negativos, estancamiento con inflación. Resultados que no son fáciles de combatir por las autoridades económica de la nación. Las políticas de control de la inflación deben ser coordinadas adecuadamente con las que permitan la reactivación de la actividad productiva y del empleo.


Víctor Salas Opazo

Departamento de Economía

Universidad de Santiago de Chile


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