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Germán Pinto |
El próximo año 2025 se vislumbra como un periodo complicado para las pymes chilenas debido a diversos aspectos, donde el tributario tiene un importante papel.
La idea que señalo en el título de esta columna, y que aprecio que haya llamado su atención para leerla, es la propuesta de rebajar el tramo exento de los impuestos personales: Impuesto Único al Trabajo (IUT) e Impuesto Global Complementario (IGC).
Ha trascendido que a fin de mes ingresará al Congreso la reforma tributaria que modificará la Ley sobre Impuestos a la Renta, como parte de la promesa de campaña del actual gobierno, y que complementa la ya realizada reforma sobre cumplimiento Tributario. Sin embargo, en este segundo esfuerzo, están puestas las mayores esperanzas de recaudación y preocupación por parte del sector privado, porque ahora sí afectarán mayoritariamente al bolsillo de los contribuyentes.
Mucha preocupación me provoca el desarrollo que está llevando la segunda parte de la reforma tributaria que este gobierno está planificando, porque, pese a realizar muchas presentaciones y diálogos, sigue con su talante recaudatorio. También preocupa el estilo de promoción que utiliza la autoridad fiscal, pues vincula al aumento de la recaudación, la solución de los problemas sociales y el bienestar social, siendo una peligrosa estrategia, porque la evidencia empírica demuestra que no existe tal correlación.
Siempre he sido partidario de la introducción a nuestro sistema tributario de la figura del “monotributo”, consistente en un régimen muy simplificado para emprendedores con poco capital, que se satisface con el pago de un solo impuesto que compense la tributación de renta, IVA y cargas municipales.
Quiero continuar con mis comentarios de lo que se nos avecina en materia de reformas tributarias, porque ha trascendido que terminada la tramitación de la Ley de Presupuesto, el ministro de Hacienda realizará una serie de “diálogos” con parlamentarios, representantes de organizaciones gremiales y colegios profesionales (parece que dejarán fuera a las universidades…) para realizar el trabajo “prelegislativo” por los cambios que se efectuarán a la Ley sobre Impuestos a la Renta, continuando con los lineamientos del “pacto fiscal” que permitió, además, dar nacimiento a la Ley de Cumplimiento Tributario que ya está en vigencia.
Ya está en plena aplicación la primera parte de la Reforma Tributaria del actual gobierno, cumpliendo en parte la promesa del plan de gobierno en materia impositiva.
La semana pasada me consultó una periodista por qué no fueron incluidas las tarjetas de prepago en el nuevo artículo 85 ter del Código Tributario, introducido por la Ley 21.713 sobre cumplimiento tributario, el que obliga a las instituciones financieras informar al Servicio de Impuestos Internos las transferencias que reciben los contribuyentes cuando superan las 50 en un día, semana, mes o más de 100 en un semestre. Yo respondí simplemente, porque quedaron fuera, porque la ley no quedó bien escrita.
Creo que el ministro de Hacienda está complicado por el futuro que se avecina y que dificultará su labor en este año y medio que le queda de gobierno.
Tal como ha señalado el destacado profesor de la Universidad San Sebastián Alejandro San Francisco en su columna publicada el domingo pasado en El Líbero, en las elecciones que vivimos ayer se jugaron distintos aspectos que es bueno tener en consideración. En primer lugar, está el aspecto que podemos denominar “elección de medio periodo”, que permite evaluar el trabajo realizado por el gobierno de turno, dando confianza o preocupación a los gobernantes. Es así como el gobierno de la Unidad Popular celebró el resultado de las municipales en 1971.