Filantropía privada

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La semana pasada se dio inicio a la formación de la Red de Fundaciones Donantes (RFD), una entidad privada que pretende fortalecer el ecosistema de donaciones para facilitar el cofinanciamiento de proyectos de beneficencia.


Esta red tiene en mente la coordinación de 42 fundaciones donantes que potencialmente pueden integrarse a este proyecto, permitiendo facilitar que entidades con necesidades sociales o que tienen proyectos que ayudan a la población, puedan acceder a financiamiento a través de las dádivas de estas organizaciones.


RFD potenciará el trabajo ya realizado a través de “Misión Multiplica” que es la primera iniciativa de esta naturaleza realizada por medio de una aplicación que ha permitido que 18 fundaciones hayan canalizado sus recursos hacia diversos proyectos. Esto comenzó en la pandemia y ha estado funcionando hasta la actualidad.


La experiencia de “Misión Multiplica” ha sido muy provechosa, colocando en el año 2023 la suma de 6.860 millones de pesos en 1.380 proyectos que beneficiaron a 900 organizaciones.


Esta experiencia me hace reflexionar sobre el rol o función que pueden ocupar los privados en la satisfacción de las necesidades sociales.


Mucho se ha hablado de la importancia de la filantropía, la cual puede ser visto como un derecho de las personas para regalar, libremente, sus bienes. Recalco el concepto libre, pues, tal como decía Milton Friedman, pero respecto a la Responsabilidad Social Empresarial en su clásico discurso de 1970, la ganancia que recibe el empresario puede ser destinada a la beneficencia si el empresario así quiere disponer de su dinero, es decir, si quiere compartir libremente la ganancia que él ha recibido de su negocio. En otras palabras, la filantropía debe, según Friedman, nacer de los retiros o dividendos de los dueños de las empresas, y no de la utilidad según balance, pues quien hace filantropía son las personas y no las corporaciones.


Independientemente del origen de los fondos donados (empresa o empresario) ¿Debe el Estado motivar la filantropía o debe monopolizar tales acciones? Lo planteo porque había convencionales del 1er proyecto constitucional del año 2022 que postulaban que la Teletón debía ser estatizada porque no debía ser financiada por los aportes que esforzadamente la población hacía.


Pese a lo anterior, el Estado solo puede incentivar la filantropía, para lo cual otorga algún tipo de beneficio tributario para tales efectos. Es así como existe el artículo 69 de Ley 18.681 que establece un crédito que da derecho las donaciones a universidades e institutos profesionales; el artículo 8 de la Ley 18.985 sobre donaciones con fines culturales; artículo 3 de la Ley 19.712 sobre donaciones con fines educacionales; artículos 62 y siguientes de la Ley 19.712 del deporte y otros cuerpos legales que otorgan la posibilidad de considerar como gasto el monto o parte de la donación, permitiendo de esta forma, obtener una menor utilidad afecta a impuestos.


Desde el año 2022 está vigente la Ley 21.440 que permite realizar donaciones a organizaciones sin fines de lucro que realicen proyectos de desarrollo social, desarrollo comunitario, salud, educación, cultura, deporte, medio ambiente, culto religioso, equidad de género, protección y promoción de los derechos humanos, desarrollo y protección infantil, familiar, pueblos originarios, migrantes, diversidad; fortalecimiento de la democracia y “cualquier otro propósito de interés general” que así lo determine el Ministerio de Hacienda.


Podemos apreciar que hay disposiciones legales, hay donantes y hay muchas necesidades sociales.


Pregunto a quien lea esta columna si sabía que existían tantas organizaciones sociales destinadas a la filantropía (con fondos propios y no menesterosas como Fundación Las Rosas o el Hogar de Cristo) y la diversa y nutrida que es la legislación que ofrece el Estado para incentivar estas operaciones.


Sin embargo, es necesario hacer la pregunta de si ese cuerpo legal realmente es eficiente para lograr el incentivo a las donaciones o si los beneficios que ofrece son limitados y opacados por procedimientos burocráticos que, al final, motivan a que los particulares se organicen para permitir una eficiente canalización de los recursos, como lo hará la nueva Red de Fundaciones Donantes.


Prof. Germán R. Pinto Perry,

Director Programas de Especiación Tributaria

Centro de Investigación y Estudios Tributarios NRC

Universidad de Santiago

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