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Félix Pilay |
Donald Trump, quien acaba de ser posesionado como presidente de los Estados Unidos, podría traer consigo una nueva dinámica para América Latina y el Caribe, que, en muchos casos, podría ser polarizadora. En su segundo mandato, las políticas de un liderazgo caracterizado por el nacionalismo económico, el proteccionismo y una postura de confrontaciones con ciertos bloques internacionales, generan preocupaciones y expectativas en América Latina y el Caribe que deben ser analizadas con cautela. Para potenciar el artículo se buscará explorar las implicaciones políticas y económicas que podrían derivarse de la era Trump en un contexto global y regional cada vez más incierto.
2025, se avizora como un año en donde los países de América Latina y el Caribe enfrentarán una encrucijada económica, social y política. Por tanto, se podría determinar que los desafíos que enfrentará la región en el futuro cercano no solo son de carácter económico, sino que están profundamente vinculados a la estructura política y social de los países, además, de los condicionamientos relacionados con las tensiones globales, la creciente desigualdad interna y la necesidad improrrogable de transformaciones que conduzcan a un desarrollo más inclusivo, solidario y sostenible.
El 2024 se perfila como un año crítico desde la perspectiva política y económica escala global, con una serie de eventos políticos y económicos que han tenido repercusiones de largo alcance. En un contexto de múltiples crisis convergentes, desde la reconfiguración de las relaciones geopolíticas hasta la persistencia de desafíos económicos internos en distintas regiones, los actores globales se enfrentan a decisiones que definirán el curso del siglo XXI.
Latino América y el Caribe caracterizados por ser las regiones más desiguales del mundo. A pesar de los avances en términos de crecimiento económico, la pobreza y la desigualdad siguen siendo grandes desafíos que afectan a la población. El escaso acceso al empleo adecuado y la precarización laboral son factores clave que profundizan las desigualdades y laceran el bienestar de la población y la cohesión social. Desde una perspectiva política y económica se podría afirmar que esta problemática sería consecuencia del modelo económico aplicado que si bien se han alcanzado importantes avances no se han logrado garantizar formas justas de la distribución de la riqueza ni mejoras en las condiciones laborales.
15 de noviembre de 2024, se conmemoró el 50 aniversario del fallecimiento de Manuel Andrade Ureta, escritor, poeta, pintor y docente, ecuatoriano de profunda vocación política. En este momento de convulsiones sociales, nos encontramos frente a una figura esencial para entender no solo el contexto cultural de Ecuador en el siglo XX, sino también las complejidades de los movimientos sociales y la lucha política por la justicia en América Latina.
La provincia de Valencia - España, se vio sacudida por una tragedia que ha dejado hasta ahora más de 219 vidas perdidas, centenares desaparecidas e incuantificables pérdidas económicas, un saldo devastador que revela una serie de fallos en la gestión del riesgo y la planificación urbana frente al cambio climático. Este acontecimiento, resultado de una DANA que descargó lluvias torrenciales sobre la ciudad, en un momento, equivalentes a la cantidad de lluvia que cae en un año en una época cualquiera, este fenómeno no solo es un recordatorio de la vulnerabilidad de las naciones, sino también un grito de advertencia que no se puede ignorar.
A partir del 23 de septiembre de 2024, Ecuador enfrenta una gran crisis en su infraestructura eléctrica, lo que se ha manifestado a través de recurrentes apagones o corte de la energía eléctrica que están afectando tanto a la población como a la actividad económica del país. Estos cortes repetitivos de la luz eléctrica que han llegado desde 12 hasta 14 horas en diferentes horarios en todo el país. Este fenómeno además de ser un inconveniente diario, tienen repercusiones económicas profundas que merecen un análisis objetivo.
La noticia reportada por el Banco Central, de una contracción del 2,2% del Producto Interno Bruto (PIB) del Ecuador, en el segundo trimestre de 2024, ha generado preocupación entre analistas económicos, empresarios y ciudadanos. Este descenso no solo es un indicador frio de macroeconomía, sino que es un claro reflejo de la mala salud económica que enfrenta el país, lo cual se verá reflejado en el futuro inmediato en un desencadenamiento de una serie de efectos en múltiples sectores económicos y sociales.
Ecuador, es un país que históricamente ha gozado de abundantes recursos hídricos, lo que le ha permitido la generación de electricidad, hoy se enfrenta a un desafío altamente crítico: según reportes oficiales, se acusa a la sequía o falta de agua lluvias de haber puesto en jaque al sistema eléctrico nacional, conllevando una crisis que de manera repetitiva se ha venido gestando y que hoy amenaza tanto la estabilidad y desenvolvimiento de la economía, así como la calidad de vida del conjunto de sus ciudadanos, que miran con desesperanza su futuro.
América Latina, es una región altamente rica en recursos naturales, pero enfrenta un complejo entramado económico que varía significativamente de un país a otro. La producción, distribución y consumo de bienes y servicios en estos países reflejan escasos niveles de desarrollo. Para reforzar el análisis se examinará brevemente la dinámica económica de varios países de la región como: Brasil, México, Colombia, Perú, Ecuador, Chile y Uruguay.