15 de noviembre de 2024, se conmemoró el 50 aniversario del fallecimiento de Manuel Andrade Ureta, escritor, poeta, pintor y docente, ecuatoriano de profunda vocación política. En este momento de convulsiones sociales, nos encontramos frente a una figura esencial para entender no solo el contexto cultural de Ecuador en el siglo XX, sino también las complejidades de los movimientos sociales y la lucha política por la justicia en América Latina.
Andrade Ureta fue un hombre que vivió y sufrió las tensiones de su época, fue un testigo crítico de los momentos más convulsionados de la patria ecuatoriana y, un manabita soñador, creador de belleza y angustia. Fue un hombre que siempre vivió de frente a las grandes transformaciones sociales que marcaron la historia de su querido país y del continente. Su obra, tanto literaria, poética como pictórica, no solo respondió a los momentos de crisis política y social, sino que también se erigió como un faro de resistencia y reflexión crítica.
Su obra literaria, poética y muchas de ellas transformadas en canciones que hoy ocupan un lugar privilegiado en el pentagrama nacional, tienen una profundidad que solo puede ser entendida desde el contexto de su tiempo. Fue parte de una generación de intelectuales ecuatorianos como Oswaldo Guayasamín, entre otros, que vivieron la transición de la República Liberal a la Revolución de los años 60, un periodo de agudas tensiones políticas y sociales. A través de sus relatos y ensayos, transmitió la complejidad de los procesos sociales que vivió Ecuador en esas décadas. Su obra, cargada de crítica social, cuestionaba el orden establecido y dejaba en claro que el arte no era una cuestión aislada o refugio de perezosos o desocupados sino un reflejo de la realidad concreta.
Fui invitado a la Casa de la Cultura Núcleo de Manabí - Ecuador, para asistir a un homenaje en su memoria por sus 50 años de fallecimiento, organizado por la fundación que lleva su nombre, la Corporación Ciudad Alfaro, Museo de Portoviejo, el Colectivo Cultural Voces que Cuentan entre otras. Un acto emotivo entre oradores, canciones, declamaciones y exposición de su obra, que nos trasladó a vivir desde cerca su vida. Fue hoy más que nunca, una oportunidad de reexaminar los vínculos entre la cultura y el compromiso político, fue en definitiva un diálogo con Andrade Ureta, marcado por la resistencia, la denuncia y la esperanza.
Nació un 13 de abril de 2017, en contexto de la revolución Bolchevique y de la primera guerra mundial, época cargadas de agudas tensiones políticas y sociales a nivel planetario, un período en el que al mismo tiempo Ecuador vivía procesos de transformación y polarización de clases profundas. Su obra, que abarcó la poesía y la pintura, fue un reflejo de su mirada crítica, un acto de resistencia frente a la opresión. El arte, para él, no era solo una forma de expresión individual, sino también un vehículo para la denuncia de las injusticias y del sufrimiento que entonces era víctima su pueblo.
En la pintura, Andrade Ureta, aunque no muy conocida en el continente americano como la de otros pintores de su época, también se destacó como un creador que no solo interpretaba la realidad, sino que la transformaba visualmente. Sus obras de arte, de trazos intensos y colores profundos, mostraban al desnudo la vida de los marginados o vulnerables de la sociedad: obreros, campesinos, indígenas, y las luchas de clases de aquellos que buscaban reivindicar sus derechos y efectivizar conquistas sociales
Manuel Andrade Ureta, fue parte activa de los movimientos políticos de su tiempo. Es por ello que su obra estuvo estrechamente vinculada con su militancia política, particularmente con las luchas de izquierda que fueron un eje central en esos años en Ecuador. Formó parte activa de organizaciones culturales y sociales que promovían el cambio estructural en el país, y su arte fue una extensión de su activismo.
El 15 de noviembre de 1974, Andrade Ureta falleció, dejando un legado que perdura hasta hoy, a través de la fundación que lleva su nombre y de su hijo, el escritor, poeta, arqueólogo, cientista social y docente universitario, Manuel Andrade Palma. Su vida y obra son un testimonio del compromiso político y artístico de aquellos intelectuales que vieron en la lucha social una causa noble y justa, para trascender más allá de la vida. Andrade Ureta nunca concibió su arte como algo desvinculado de la realidad, y por ello, su obra sigue siendo relevante desde ayer, hoy y hasta la eternidad.
Fue un actor político, de trascendencia, en una época donde la dictadura y la represión se cernían sobre la sociedad, fue así que, en 1963, en la dictadura militar de orientación contrainsurgente, arremetió contra todo lo que olía a libertad, en este evento, Andrade Ureta, es tomado prisionero, la librería de su propiedad “Cosmos” fue arrasada, sus libros conjuntamente con sus obras de arte fueron incineradas. Es importante destacar que los escritores, poetas y artistas como él no solo se enfrentaban a la censura, sino también a la violencia directa de un régimen aterrorizado por el poder de las ideas.
Latinoamérica que sigue enfrentando desafíos de justicia social, el legado de Manuel Andrade Ureta, resuena con la misma fuerza que lo hizo en su tiempo. Su arte y su literatura siguen siendo un llamado a la reflexión, a la lucha por una sociedad más justa, donde el arte no sea solo una forma de expresión vana, sino una herramienta para la transformación social. A 50 años de su partida, la obra de Andrade Ureta sigue viva, tanto en las galerías como en las páginas de los libros, y continúa inspirando a las nuevas generaciones.
Recordar a Manuel Andrade Ureta, un hombre que vivió y luchó por la justicia, a través de la fuerza de sus palabras y de la certeza de sus colores, sigue y seguirá siendo un referente de las letras y de la política del Ecuador. Por ello, en este cincuentenario es un acto político. Es reconocer que su obra sigue viva, que sigue desafiando, que sigue invitándonos a pensar el arte no solo como un refugio, sino como una herramienta para el cambio. En tiempos en los que la política parece desentenderse de la cultura, y la cultura pierde su capacidad de interpelar al poder.
Félix S. Pilay Toala
Profesor Universitario
Analista económico y político
Doctor, Economista, Magister en Administración Pública.
Presidente, RED ICALC, (Red de Investigadores Científicos de América Latina y el Caribe)
Pilayfelix071@gmail.com