La inequidad hace referencia a la falta de justicia, igualdad y participación en la distribución de recursos económicos, oportunidades y trato entre diferentes, lo que implica que la carencia de igualdad hace que todos no reciban el mismo trato a la hora de la distribución de los recursos. Por tanto, una sociedad con altos niveles de inequidad genera desventajas para ciertos grupos sociales, reconoce la existencia de diferencias en el acceso y las oportunidades y estas pueden ser influenciadas por factores estructurales, sociales y económicos.
Generalmente la inequidad se manifiesta en la mala o desigual distribución de la riqueza nacional entre sus beneficiarios en una nación cualquiera, como, por ejemplo, ingresos económicos y acceso a bienes y servicios esenciales para la subsistencia, sean estos: salud, educación, vivienda. Esta desigualdad se manifiesta mediante una brecha significativa entre los grupos sociales más favorecidos que serían los propietarios y los menos favorecidos los trabajadores.
La inequidad refiere al acceso desigual en las oportunidades que tienen las personas para mejorar su calidad de vida y alcanzar su potencial. Esto incluye oportunidades educativas, empleo, vivienda, salud, alimentación, vestimenta, agua, luz, transporte y participación en la toma de decisiones. Una sociedad inequitativa implica también que ciertos grupos reciben un trato injusto o discriminatorio debido a factores como raza, género, clase social, orientación sexual, discapacidad, entre otros.
La inequidad se encuentra revestida de un carácter de clases, lo que implica que por una parte se encuentran los propietarios de los medios de producción y son quienes acceden casi a la totalidad de la riqueza nacional, mientras que el otro sector social y que es mayoritario y que se encuentra en mayor grado representado por los asalariados, reciben una porción de la riqueza que bien podría considerársela como insignificante con relación a la magnitud se su contribución.
América Latina pese a ser una de las regiones con gran potencial económico, con los mayores recursos naturales y potencial de crecimiento, enfrenta una profunda desigualdad e inequidad social y económica. Para fundamentar el análisis económico y político se examinarán tres países que para muchos podrían ser las naciones con mayor crecimiento económico en los últimos tiempos, pero que lamentablemente se revela que serían los países más inequitativos comparados con otros en el mundo.
El común de las personas pensaría que entre más rica es una nación, menores serían las desigualdades sociales, pero según datos del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, a partir del coeficiente de GINI (medida de desigualdad) los países como Brasil, México y Colombia se ubicarían como las naciones de la región con mayores desigualdades expresada en la brecha de los ingresos, la distribución desigual de la riqueza y las disparidades en el acceso a los servicios básicos.
Brasil es conocido como una de las economías emergente más grandes de América Latina, pero al mismo tiempo es preocupante saber que es una de las naciones con las mayores desigualdades sociales. El coeficiente de Gini en Brasil supera el 0.50, y la brecha entre los más ricos y los más pobres es altamente significativa. A pesar de que se sabe que su crecimiento económico en la última década ha sido arrollador con relación a otros países de la región. Las causas serían: los altos niveles de corrupción, la polarización política, falta de políticas públicas que combatan las desigualdades y ausencia de una agenda económica incluyente.
México, es otra de las naciones que se ubica como una de las más grandes y desarrolladas de la región, pero lamentablemente también evidencia una marcada desigualdad entre los grupos sociales, registra un coeficiente de Gini que supera el 0.45. Al mismo tiempo, presenta una marcada disparidad en la distribución de ingresos y en el acceso a servicios como la educación, salud y empleo. La informalidad laboral y la concentración de riqueza en manos de unos pocos contribuyen a la desigualdad social existente. Dentro de las principales causas para la existencia desigual se encontrarían: La corrupción, la inseguridad, escasas políticas sociales y económicas para confrontar las inequidades y una aparente falta de voluntad política de sus gobernantes.
Colombia es otra de las naciones sudamericanas, potente económicamente hablando, pero que también enfrenta una abultada desigualdad, tal como se evidencia en el coeficiente de Gini que se ubica cercano al 0.50. Se estima que gran parte de las disparidades económicas que experimenta, estarían relacionadas con el acceso desigual que tienen sus ciudadanos a oportunidades y recursos. Los factores que han conducido a esta nación sudamericana a exhibir alto nivel de inequidades es la corrupción, y sin lugar a dudas a influido significativamente la violencia y el conflicto armado que han exacerbado la desigualdad social.
Las naciones que se reseñan en este análisis a pesar de exhibir alto crecimiento económico, y que generalmente se lo mide por el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), al mismo tiempo evidencian profundas inequidades sociales en su población, particularmente la más vulnerable, lo que implica que el crecimiento económico de las naciones no es sinónimo de superación de las inequidades sociales de las grandes mayorías sino de los grupos minoritarios que ostentan el poder político y la propiedad de los medios de producción.
En cada uno de los países es una constante la corrupción en la administración pública, la mala redistribución del ingreso que concentra la riqueza en pocas manos, ineficiencia en la implementación de políticas económicas y sociales, los recursos económicos que se asignan a los programas sociales y que intentar reducir la pobreza no llegan a su destino y más bien, son desviados a los bolsillos de la corrupción. La salud al igual que la educación, como servicio público prioritario, funciona de manera regular en las zonas urbanas, pero en el sector rural es casi inexistente. Otro fenómeno recurrente que provoca la inequidad, es la evasión fiscal de los grandes contribuyentes, con lo cual, se limita la acción gubernamental para ampliar los servicios públicos y programas sociales.
Para reducir la brecha de la inequidad se requiere que los gobernantes implementen acciones integrales y estructurales, desarrollen políticas fiscales que promuevan la equidad y una buena redistribución de la riqueza. Garantizar la transparencia de las entidades públicas para combatir la corrupción y que los recursos lleguen a los sectores vulnerables. Destinar mayor inversión a la Salud y la Educación, en particular en las zonas rurales, para garantizar el acceso a estos servicios a los sectores menos favorecidos y lograr con ello, la inclusión social.
Félix S. Pilay Toala
Profesor Universitario
Analista económico y político
Doctor, Economista, Magister en Administración Pública.
Presidente, RED ICALC, (Red de Investigadores Científicos de América Latina y el Caribe)
Pilayfelix071@gmail.com