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Luis Riveros |
Los resultados de la reciente elección presidencial ponen de relieve el ejercicio de una firme vocación ciudadana, de gran respeto por la institucionalidad y de una lúcida gestión del proceso electoral que se ha destacado a nivel mundial. El contundente triunfo del nuevo Presidente es destacable, porque se constituye en un claro mandato sobre la necesidad de reformas importantes y la puesta en marcha de un proceso de recuperación de la calidad de muchos servicios públicos y de la economía en su conjunto.
Luego de las elecciones del próximo domingo 14 corresponderá preguntarse acerca del curso futuro de las políticas aplicables en distintos campos. Primero que nada, habrá que reseñar la continuidad del régimen democrático, en el sentido de que debe prevalecer una abierta disposición a diálogo y acuerdos sobre los temas más decisivos para Chile.
Se observa que la derecha, en muy distintas versiones, está venciendo en distintos países de la región latinoamericana. Más recientemente ha sido el caso de Honduras, pero anteriormente lo fueron también, entre otros, Argentina, Bolivia y Ecuador. La pregunta es porqué estaría ocurriendo esto, y si es que hay una cierta corriente ideológica mundial que lleva a la “derechización” de los países, lo cual sería hoy en día encabezado por los EE.UU.
Sin lugar a dudas, lo más sorprendente de la primera vuelta presidencial ha sido el resultado obtenido en favor de Parisi, el cual superó todas las expectativas y dejo en deuda a todas las encuestas.
Está próximo a dilucidarse el panorama electoral presidencial. La primera vuelta ha señalado caminos bien definidos en torno a las preferencias del electorado. Una buena señal ha sido el reencuentro de la derecha, clarificando un panorama de descalificaciones y desencuentros que muchas veces dejaron atrás la prioridad de postular propuestas válidas y serias.
Los procesos eleccionarios deben ser no sólo instancias para recoger el pronunciamiento popular sino también ocasiones propicias para incrementar la educación cívica en la ciudadanía. Demás está decir que esto último es particularmente relevante en el caso de niños y jóvenes, quienes tienen poca opción de informarse en el propio sistema educativo respecto de deberes y derechos ciudadanos.
Argentina ha vivido un período severamente difícil bajo la administración Kichnerista. Las políticas adoptadas llevaron al país a una severa contracción durante los años 2023 y 2024, acompañada de una inflación anual que no se veía desde hace décadas: 94.8% en 2022, 211.4% en 2023 y 117.8% en 2024. En paralelo, la inversión declinó fuertemente especialmente en 2023-24 debido a la incertidumbre económica, mientras que los salarios marchaban a la zaga de la inflación, acompañado ello, además, por una situación de desempleo que no se lograba disfrazar totalmente bajo el manto protector del empleo público nacional y provincial.
Las encuestas de opinión han puesto de relieve notorias fallas en sus predicciones en las recientes elecciones ocurridas tanto en Bolivia como en Argentina.
La buena administración de gobierno tenía en Chile una fuerte tradición entroncada con los fundamentos mismos de la república. Sucesivos gobiernos, muchas veces enfrentando situaciones económicas y políticas difíciles, hicieron siempre lo posible por preservar disciplina fiscal junto a la credibilidad de las instituciones y un profundo respeto por la ciudadanía y el sentido del servicio público.
Hace algunas décadas, Venezuela era un país próspero y se ubicaba a la cabeza de los países latinoamericanos en materia de estabilidad económica, crecimiento y exportaciones. Se le consideraba un país muy atractivo para la inversión, y no solamente en la industria petrolera sino en varios sectores económicos beneficiados por un ambiente de estabilidad, adecuada conducción de los asuntos económicos, especialmente por un sector público dominado por estabilidad y visión de futuro.