Ineficiencia social

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Luis Riveros

El desempleo constituye un serio problema en toda sociedad. Desde un punto de vista agregado significa que no se están usando recursos disponibles en la sociedad, y constituye por ello signo de una cierta ineficiencia productiva que muchas veces tiene por origen la adopción de regulaciones poco adecuadas. Además, la falta de ocupación no sólo representa una disminuida capacidad de generar ingresos por parte de la persona afectada, y por lo tanto de soportar adecuadamente su subsistencia y la de su grupo familiar, sino también en una suerte de desesperanza y sentimiento de frustración. Esto afecta la propia posibilidad de buscar empleo y hace que el problema sea más bien recursivo. Por esa razón, se ha encontrado que la probabilidad de encontrar un nuevo empleo se vea disminuida en la medida en que el problema ha venido persistiendo para la persona, esto sin además considerar que, a menudo, el desempleo persistente se constituye en un antecedente negativo en el contexto de encontrar una nueva ocupación. Como sea que se le considere, la desocupación, especialmente aquella que se prolonga por un tiempo significativo, constituye un serio problema que refleja ineficiencia de la economía y que siempre amenaza con persistir.


En la actualidad, la economía chilena ha estado mostrando síntomas de recuperación en vistas a su crecimiento y la expansión de la inversión. Sin embargo, la desocupación ha persistido a niveles relativamente altos, lo cual levanta preguntas sobre las ineficiencias que tal fenómeno está revelando del punto de vista del funcionamiento del mercado laboral. La cuestión puede llevarse a considerar las razones porque el crecimiento y la inversión no están creciendo de manera satisfactoria, al menos en las proporciones que significaría llegar a más altas tasas de creación de empleos. Un síntoma preocupante, además de lo dicho, se constituye porque el crecimiento de la ocupación en el último tiempo parece radicar de forma importante en el sector público. Llevando a una expansión poco conveniente del gasto público. Por otra parte, la reducción de la jornada laboral llevada a cabo con fuertes ímpetus políticos, parece también tener alguna responsabilidad en la persistencia del desempleo que tanto llama la atención. La cuestión es que la persistencia del desempleo está generando una preocupación que se extiende a sus severas consecuencias sociales.


La magnitud del desempleo vigente, sin embargo, no reviste proporciones similares a las que el país vivió en presencia de recesiones económicas. Pero un fenómeno que necesita también considerarse es el hecho que el crecimiento de la ocupación ha residido de manera importante en el sector informal del mercado del trabajo. Este último es aquél que proporciona puestos de trabajo sin ningún tipo de seguridad social y se constituye, además, en el reflejo una actividad que se realiza fuera del mercado y de los mecanismos regulares de tributación y cumplimiento de las normativas en materia social, sanitaria y tributaria. Muchos analistas denominan a este tipo de opciones como “desempleo disfrazado”, puesto que son ocupaciones que lindan con el desempleo abierto, especialmente en las grandes ciudades. Por ello, las personas con empleos informales son, muchas veces, consideradas desempleadas para propósitos de obtener ciertos subsidios vigentes. Es vital atender el problema de la desocupación abierta y de la encubierta por ocupaciones poco productivas, ya que están siendo causa de serios problemas de salud mental y de dislocaciones respecto de una sana convivencia.


Prof. Luis A. Riveros

Universidad Central

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