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Leonardo Quijarro Santibáñez |
El mundo quedó atónito por la magnitud de la acción militar, acción que en cualquier otra parte habría sido “casus belli”; sin embargo, en Oriente Medio los eventos se miden con una vara diferente. En su oportunidad, el Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, expresó “El régimen iraní no comprende nuestra determinación de defendernos ni de tomar represalias contra nuestros enemigos”. El tiempo transcurrió y no hubo acción en respuesta alguna.
El día 2 de febrero, el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica se reunió por primera vez desde que asumiera su segundo mandato con el presidente de Ucrania, Volodomir Zelenski. En un encuentro que generó múltiples reacciones de prensa, dado se produjo un fuerte cruce de palabras entre ambos mandatarios, entre los cuales destacó la aseveración que el norteamericano realizara al decirle al ucraniano “Usted no tiene cartas”, queriendo con ello destacar la dependencia tenía Ucrania de la ayuda de occidente y, en particular de Estados Unidos, para continuar con la guerra con Rusia, que ya supera los tres años.
El 7 de diciembre de 1941, Estados Unidos de Norteamérica y el mundo despertaron con la abrumadora realidad del ataque sufrido por la flota del Pacífico del mencionado país en Pearl Harbor, Hawaii. Más allá del resultado de esta acción militar, ésta marcó el cambio de una era en el empleo de medios en la guerra en el mar, cediendo su posición de liderazgo los grandes navíos blindados como eran los acorazados para ver el ingreso a la escena mundial los aeródromos flotantes, los portaaviones, desplegando aeronaves con capacidad de alcanzar al adversario mucho más allá de los alcances conocidos, disfrutando de una mayor flexibilidad en su despliegue y versatilidad en su empleo.
El pasado 6 de mayo, el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump, informó que el grupo islámico de los Hutís que opera desde Yemen había capitulado, por lo que ordenaría cesar los bombardeos que estaban realizando sobre el territorio de este país ubicado al sur de la península arábiga, tanto por aviones norteamericanos, basados en el portaaviones USS Harry S. Truman que está operando en el mar Rojo y por bombarderos estratégicos B-2, como por aquellos realizados por aviones de la Fuerza Aérea de Israel operando desde este país.
Durante el último siglo nuestro planeta ha sufrido, incrementalmente, una variación en sus temperaturas y clima en general, cuyos efectos y potenciales consecuencias se estudian y difunden, por lo menos, desde mediados del siglo pasado. Estas variaciones han ido definiendo una serie de documentos e información la que la comunidad global ha enmarcado en el concepto de Cambio Climático.
La crisis arancelaria que se ha producido a propósito de una nueva tabla de estos gravámenes impulsada por los Estados Unidos de Norteamérica busca, a través de este mecanismo, devolver a esta nación a una posición de liderazgo a nivel mundial en todas las dimensiones del Poder Nacional, vale decir, desde la perspectiva económica, política (tanto interna como externa), diplomática y militar, irrumpiendo en cada uno de estos ámbitos en la escena mundial con diferentes acciones desde que asumiera su segundo mandato el presidente Donald Trump.
Los primeros meses de este 2025 han estresado nuestra capacidad de comprensión y análisis respecto de los principales y más conocidos conflictos en desarrollo, a saber, la guerra entre Rusia y Ucrania y, por otro lado, al que enfrenta a Israel con el grupo islámico Hamás en la franja de Gaza, sin poder dejar de lado, en forma paralela, lo que ocurre en Cisjordania y el Líbano, en este último país, contra el grupo Hezbollah.
El día 24 del presente mes se cumple un nuevo aniversario de la guerra que sostienen Rusia y Ucrania. Al igual como ocurre con múltiples hechos noticiosos que, en su minuto, nos horrorizan o generan al menos algún nivel de asombro, pero que, el transcurso del tiempo se encarga de minimizar y hasta borrar de nuestras miradas y preocupaciones, este conflicto no es la excepción.
Después de meses de negociaciones, el miércoles 15 recién pasado, Israel y el grupo islámico de Hamas alcanzaron un acuerdo de Alto al Fuego de las acciones militares que se desarrollan en los territorios de la Franja de Gaza.
Un nuevo año entra en su etapa final del calendario en el mes de diciembre. Hace, prácticamente, un año calendario, reflexionábamos, a propósito de la guerra entre Israel y el grupo miliciano de Hamás en la franja de Gaza, cómo sus alcances, peligrosamente, se extendían más allá del territorio mencionado, incorporando a otros actores desde el Líbano, Irán o el lejano Yemen, pensando el riesgo que esto suponía para la estabilidad mundial.