El mar, la industria de Defensa Nacional, una oportunidad de desarrollo industrial para el país

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Leonardo Quijarro2

El 7 de diciembre de 1941, Estados Unidos de Norteamérica y el mundo despertaron con la abrumadora realidad del ataque sufrido por la flota del Pacífico del mencionado país en Pearl Harbor, Hawaii. Más allá del resultado de esta acción militar, ésta marcó el cambio de una era en el empleo de medios en la guerra en el mar, cediendo su posición de liderazgo los grandes navíos blindados como eran los acorazados para ver el ingreso a la escena mundial los aeródromos flotantes, los portaaviones, desplegando aeronaves con capacidad de alcanzar al adversario mucho más allá de los alcances conocidos, disfrutando de una mayor flexibilidad en su despliegue y versatilidad en su empleo.


La noche del 6 de mayo recién pasado, en el conflicto que enfrentaba a la India con Paquistán, de acuerdo a los antecedentes se manejan a la fecha, se habría desarrollado, de acuerdo a lo señalado por algunos analistas, el mayor enfrentamiento de aéreo desde la Segunda Guerra Mundial, con la participación de cerca de 125 aviones de combate, en una acción que habría durado no más de 25 minutos. Lo trascendente de este hecho es que, por primera vez en la historia, se habría enfrentado aviones de tecnología occidental (los Rafale de origen francés) contra aeronaves de desarrollo oriental (los J-10 CE de fabricación china).


La relevancia de lo relatado en el párrafo anterior, al igual que lo ocurrido más de ochenta años atrás, podría tener consecuencias insospechadas, de confirmarse el derribo de al menos uno de los aviones Rafale referidos en las acciones contra el avión de origen chino, el cual empleó, además, misiles PL-15 fabricados por el mismo país.


Al igual como ha ocurrido en el pasado, los desarrollos de la industria de defensa han precedido importantes avances tecnológicos que, posteriormente, han sido traspasados a aplicaciones comerciales de uso civil, con el consiguiente beneficio de la población e impulso a la industria.


El caso de la industria militar china puede ser interesante de analizar por cuanto, en pocas décadas, de ser un actor que, tradicionalmente, basaba su desarrollo en realizar ingeniería inversa de productos de desarrollo occidental, ha pasado a poseer una industria capaz de producir sistemas autóctonos y continuar con una sinergia en innovación y creación.


La industria aeronáutica china pasó de copiar aviones de origen ruso (el J-11 y el J-15 delSu-27 y Su-33 respectivamente) a aeronaves de combate de desarrollo propio como son el mencionado J-10 que participó en la acción relatada anteriormente, y los más evolucionados J-20 y J-35. En la actualidad y, adelantándose a occidente, ya se encuentra en pruebas una aeronave de 6ta. Generación, el J-36, constituyendo un desafío directo a la supremacía que, hasta la fecha, había mantenido occidente, particularmente, la industria de defensa de Estados Unidos.


Todo el relato anteriormente demuestra que el alcanzar un desarrollo sostenible, no es consecuencia del azar o una situación puntual, sino que obedece a un proceso sostenido, que requiere perseverancia, esfuerzo y voluntad.


El mes de mayo, nuestro país, nación esencialmente marítima, celebra el mes del mar, celebrando a nuestros héroes navales, liderados por el Capitán Arturo Prat y su gesta inmortal en Iquique; sin embargo, esas acciones nos mostraron el valor del mar para nuestro desarrollo como país.


El pasado mes de enero, el Presidente de la República firmó la “Política Nacional de Construcción Naval”, la que apunta a fortalecer las capacidades productivas de Chile en el ámbito marítimo a través de un modelo de gobernanza público-privado.


Basado en los hechos históricos, pasados y actuales, y considerando lo que ha realizado China, como ejemplo reciente y particular, pero que ha ocurrido en múltiples países, en forma similar, a lo largo de la historia del mundo, nuestra realidad como nación que mira hacia las inmensidades del Océano Pacifico, tiene la oportunidad para avanzar en el desarrollo de una tremenda capacidad industrial, que no se limita solo a los astilleros, sino a toda una red de empresas que pueden concurrir desde la fabricación de equipos y sistemas requeridos por buques de diferentes características y tamaños hasta la provisión de servicios asociados a los procesos de construcción.


La historia y la evolución proveen de oportunidades y desafíos, es de esperar en nuestro país podamos y sepamos aprovechar de esas oportunidades que, una floreciente industrial de construcción naval daría a múltiples actores y con ello a la estatura y capacidad de la economía nacional.


Leonardo Quijarro S.

Profesor Residente Academia de Guerra Naval

Docente Investigador del Centro de Estudios Navales y Marítimos (CENAM)


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