La “Guerra de los 12 días” y sus particularidades.

|

Leonardo Quijarro2


El día 13 de junio recién pasado, Israel puso en marcha la “Operación León Creciente”, atacando diferentes instalaciones asociadas al programa de desarrollo nuclear de Irán, los sistemas de defensa antiaérea de este país además de neutralizar actores relevantes en la estructura militar iraní y científicos de el citado programa de desarrollo nuclear.


Estas acciones generaron la inmediata reacción del país persa, iniciando el lanzamiento de sucesivas oleadas de misiles balísticos de diferente tipo sobre suelo israelí, exigiendo al máximo a los diferentes sistemas de defensa antiaéreos del Estado Judío.


Desde su inicio a la fecha han transcurrido prácticamente 12 días, lo que motivó al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, a titularla como la “Guerra de los 12 días”, asociando lo anterior a su potencial término considerando el acuerdo de Cese al Fuego, se habría alcanzado según las conversaciones había sostenido con los mandatarios de ambos países; sin embargo, de acuerdo a las informaciones han aparecido respecto su implementación, este no ha sido lo efectivo se esperaba, con acusaciones por ambas partes de violaciones a los términos establecidos.


Como indicáramos en columna anterior al inicio de las acciones, cabía preguntarse cuáles eran los reales intereses de Israel e Irán en este conflicto y si ellos eran realmente los actores principales de esta obra.


Al respecto hemos sido testigos de la evolución del involucramiento de EE.UU. en el conflicto, desde una opinión distante hasta la “Operación Martillo de Medianoche” del pasado 23 de junio, con la cual se confirmó el apoyo a las operaciones iniciadas por Israel, actuado sobre tres instalaciones claves del programa nuclear iraní, Fordo, Natanz e Isfahan.


Las acciones antes señaladas tuvieron también una reacción de Irán, pero con algunas particularidades. Este país atacó con 14 misiles la base militar estadounidense de Al Udeid, ubicada en Qatar, que alberga no solo aeronaves sino también a casi 8.000 soldados norteamericanos. Algunos detalles de esta acción son que, EE.UU. fue notificado por Irán del ataque, de la cantidad de misiles a emplear y el blanco. De los 14 misiles, 13 fueron derribados por los sistemas de defensa de Qatar y sobre el otro no se actuó debido a que se dirigía a una zona despoblada.


Desde la perspectiva militar, toda operación tiene objetivos, sean estos estratégicos, operacionales o tácticos, pero su consecución es clave para alcanzar el éxito de la misión.


Cabe la pregunta entonces, ¿qué tan exitosa ha sido la “Guerra de los 12 días”? ¿Irá a durar el plazo con la que anticipadamente se tituló?


Para responder la primera interrogante se debiera tener a la vista los resultados de las acciones par cada una de las partes.


Desde la perspectiva de Israel, si bien se alcanzó tempranamente un control del espacio aéreo iraní, que ha permitido que las aeronaves, tanto israelíes como norteamericanas vuelen libremente sobre este espacio, no se tiene claridad de los efectos alcanzados sobre el objetivo principal, cuál es, retardar o neutralizar el programa de desarrollo de armas nucleares de Irán. La evaluación del resultado de los bombardeos realizados sobre las diferentes instalaciones probablemente tomará cierto tiempo.


Desde la aproximación iraní, que ha empleado una significativa cantidad de sus misiles balísticos, ha logrado alcanzar algunos objetivos en Israel, pero ninguno de significación; sin embargo, sí ha alcanzado población e infraestructura civil.

El involucramiento de EE.UU. en el conflicto, no solo da cuenta de la estrecha relación con Israel, sino también la mirada común y rechazo respecto de la posibilidad que Irán alcance la capacidad de armamento nuclear, mirada a la cual adhieren otros actores de primer orden mundial. Las tímidas reacciones de China a este respecto dan cuenta que su mirada es similar.


Son estos eventos los que llevan a cuestionarse si, efectivamente, será factible el término de las acciones y, con ello, del conflicto, a pesar del intento por imponer el Cese al Fuego por parte de EE.UU.


El mundo sigue con expectación estos acontecimientos, no solo por la lamentable pérdida de vidas que lleva cualquier enfrentamiento armado y porque las acciones las están realizando países con capacidades militares significativas, sino que, el impacto económico puede ser importante.


A la fecha, el precio del petróleo ha tendido a la baja; sin embargo, cualquier situación que pudiera involucrar el Estrecho de Ormuz tendría efectos sobre este considerando el 20% del crudo que demanda el mundo pasa por esa importante vía marítima. Asimismo, según la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés), el 84 % del petróleo crudo y el 83 % del gas natural licuado que transitaron por el estrecho de Ormuz el año pasado tenían como destino a China y otros mercados del Sudeste Asiático y Asia Oriental.



Para nuestro país, las consecuencias de una escalada en el conflicto, involucrando la mencionada vía marítima u otras, son fáciles de visualizar.


Leonardo Quijarro S.

Contraalmirante (R)

Profesor Residente de la Academia de Guerra Naval

Docente Investigador del Centro de Estudios Navales y Marítimos

europapress