Hutís en el mar Rojo, derrotados después de 18 meses?

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Leonardo Quijarro2

El pasado 6 de mayo, el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump, informó que el grupo islámico de los Hutís que opera desde Yemen había capitulado, por lo que ordenaría cesar los bombardeos que estaban realizando sobre el territorio de este país ubicado al sur de la península arábiga, tanto por aviones norteamericanos, basados en el portaaviones USS Harry S. Truman que está operando en el mar Rojo y por bombarderos estratégicos B-2, como por aquellos realizados por aviones de la Fuerza Aérea de Israel operando desde este país.


Esta resolución debiera marcar el término de las acciones que se iniciaron posterior a la reacción de parte de Israel contra el grupo islámico Hamas como consecuencia del ataque perpetrado por éstos el 7 de octubre de 2023. A contar de esa fecha y en apoyo al mencionado grupo islámico es que los Hutís, apoyados por Irán, iniciaron ataques, empleando misiles y vehículos no tripulados, hacia suelo israelí y, posteriormente, sobre el tráfico mercante que circula por el mar Rojo hacia y desde el Canal de Suez, importante vía marítima que enlaza Asia y Oriente con el continente europeo.


Pudiera ser que, con estos eventos, los hutís hubiesen sido derrotados; sin embargo, al analizar lo alcanzado por éstos durante los últimos 18 meses, la realidad pareciera ser bastante diferente a una derrota.


En el mencionado periodo de tiempo, los Hutís efectuaron cerca de 250 ataques sobre buques tanto militares como comerciales, lo que, como se explicara en alguna columna anterior, interfirió una relevante línea de comunicaciones marítimas obligando a desviar la mayoría de este tráfico de naves por el Cabo de Buena Esperanza, al sur del continente africano, con el consiguiente aumento en los costos de transporte y seguros. Con estas acciones, el grupo islámico no solo alcanzó notoriedad en el concierto internacional, sino que, además, reforzó su posición al interior de Yemen, donde continua la guerra civil que les permite controlar todo un segmento territorial en el oeste del país, incluyendo su capital, Sana’a. Según un reporte de Naciones Unidas, el número de militantes ha crecido de los cerca de 220.000 existentes en 2022 a más de 350.000 a fines de 2024, permitiendo con ello, prácticamente, no tener adversarios en lo doméstico.


El ataque con un misil balístico que alcanzó las cercanías del aeropuerto Ben Gurion en Tel Aviv el pasado 4 de mayo fue el último de decenas efectuados en este año y medio de hostilidades, consolidando su posición de desafío a Israel, desarrollando no solo tácticas que le permitieron burlar los diferentes sistemas defensivos que posee este país, en particular contra misiles que amenazan su suelo, sino que también, la tecnología para adaptar estas armas con alcances de más de mil kilómetros de distancia y una exactitud de pocas decenas de metros. Lo antes mencionado es un éxito significativo que les ha permitido evolucionar hasta presentarse como rivales dignos a los costosos sistemas de defensa norteamericanos e israelís.


Los eventos antes señalados convirtieron a los Hutís en actores regionales clave, recibiendo apoyo y reconocimiento, ya, no solo de Irán, sino también de otros grupos musulmanes como al-Shabaab de Somalía y al-Qaeda en la península de Arabia.


En definitiva, en base a lo comentado en los párrafos anteriores, el cese de las acciones en el mar Rojo, al menos por el momento, en apariencia una derrota para los Hutís, en un contexto más amplio de análisis, más pareciera ser una victoria en el largo plazo.


Como en más de alguna ocasión hemos señalado, eventos que ocurren a mucha distancia de nuestro territorio y realidad, parecieran inconexos con nuestros problemas; sin embargo, estimo debe servir para una reflexión de cómo actores, que parecieran no tener mayor impacto, pueden llegar a afectar significativamente el comercio local, regional y la economía mundial, al no ser analizados y reconocidos por la amenaza que presentan, además de no contar con los medios adecuados y la voluntad política oportuna para actuar y contener.



Leonardo Quijarro S.

Profesor Residente Academia de Guerra Naval

Docente Investigador del Centro de Estudios Navales y Marítimos (CENAM)

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