Leí en El Mercurio de este martes 17 que el exministro de Educación, Raúl Figueroa, cuestiona que “el nuevo financiamiento que propone el gobierno… deja al margen a las carreras de pregrado online”. Esto a propósito de que la matriculación en carreras vespertinas ha caído un 31% desde 2021, frente a un aumento de los programas a distancia especialmente en los institutos profesionales, que pasaron a representar una matrícula del 13,8% del total de dichos establecimientos. Por su parte, la modalidad a distancia en las universidades aumentó en un 19% en un año y acumula un aumento del 261% desde 2021.
Como profesor de carrera vespertina, tiene todo el sentido que estas clases se impartan en modalidad online. Los alumnos trabajan, y la mayoría tiene además familia. Compaginar todo ello con un horario preestablecido para atender clases no solo es complicado, sino que es más difícil conseguir los objetivos y resultados de aprendizaje a través de clases simétricas que a través de clases asimétricas, como pudimos comprobar durante la pandemia. Eso, sin considerar factores como la seguridad, ya que los alumnos vuelven a sus hogares más tarde de las 21:00 horas.
La subsecretaria de educación apunta como principal problema el aseguramiento de la calidad. Y es allí donde se equivocan.
Hay al menos dos plataformas de educación superior online de nivel mundial, Coursera.org y Edx.org, que tienen más de diez años de existencia. Por la primera han pasado más de 138 millones de estudiantes, por la segunda han pasado más de 40 millones de alumnos. Imparten cursos ofrecidos por las mejores universidades del mundo (incluidas dos chilenas, la Universidad Católica y la Universidad de Chile, que hasta donde yo sé, no tienen problemas de “aseguramiento de calidad”). Coursera ofrece más de 40 programas de grado y posgrado y cuenta con certificaciones profesionales de empresas como IBM, Google o Meta. ¿Creen que estas empresas ofrecerían esas certificaciones si las plataformas no ofrecieran aseguramiento de calidad?
Edx.org es un joint venture desarrollado por el MIT y la Universidad de Harvard. Una vez más: ¿hay allí algún problema de “aseguramiento de calidad? Coursera fue fundada por dos profesores de Stanford, con el fin de democratizar la educación superior. Stanford: ¿tiene problemas de aseguramiento de calidad?
Me parece un despropósito por parte del gobierno, que debería apoyar con entusiasmo iniciativas que democratizan la educación superior de calidad, ponerle vallas y discriminar a la hora de aplicar instrumentos de financiamiento. Incluso más: es una pésima utilización de recursos, porque los títulos profesionales online son más económicos que los presenciales, ya que no requieren de grandes costos de infraestructura. A menos que el gobierno quiera apoyar el modelo de negocios de la educación superior basado en el arriendo del campus a la universidad…
Además, esto va a ser un boomerang a la educación superior chilena. Si no salen a competir con esta nueva modalidad de educación superior, cada vez más estudiantes van a preferir por ejemplo hacer un MBA online en Wharton por menos dinero de lo que cuesta hacerlo en Chile. Estamos dejando a los chilenos fuera de la que será la mejor plataforma de educación superior de todos los tiempos por un tema menor (“aseguramiento de la calidad”). ¿Cuál es la solución? Bastaría con exigir que los cursos que serán financiados por el Estado deben estar en alguna de esas dos plataformas, para lo cual deben cumplir con las altas exigencias de aseguramiento de calidad que las mismas demandan. ¿O creen que cualquiera puede subir una carrera online?
Por último, hay que hablar no solo del chancho sino del que le da afrecho. Las empresas chilenas, por causas que no me puedo explicar, miran en menos esos títulos, incluso si son de universidades renombradas, como si el hecho de no haber estado presente en el aula significa que no se aprendió, o que es un título universitario “de mentira”. Harían bien en considerarlos al mismo nivel que cualquier otro título emitido por la misma universidad.
Para quienes estamos en la docencia vespertina, el proceso es distinto pero el objetivo es el mismo: conseguir que el alumno adquiera conocimientos, competencias y habilidades que le hagan triunfar en el área que escogió para su carrera profesional. Y por evidencia empírica, los resultados son mejores en cursos online que en cursos presenciales, sobre todo en carreras vespertinas, ya que el alumno puede adaptar las horas de estudio a sus circunstancias, y prestar mejor atención. No más alumnos cabeceando en clases…
Alfredo Barriga
Profesor UDP
Autor de “Futuro presente: como la nueva revolución digital afectará mi vida”, publicado en Amazon.com, con prólogos del expresidente Sebastián Piñera y de Sebastián Edwards.
(Datos obtenidos desde Copilot)