Durante la última temporada de juntas ordinarias de accionistas, correspondiente a marzo y abril de 2025, el mercado bursátil chileno dio una nueva señal de madurez digital: 26 de las 30 empresas que componen el IPSA optaron por digitalizar su junta. Este fenómeno no solo marca un cambio cultural en la forma en que se toman decisiones corporativas, sino que también refuerza el uso de soluciones tecnológicas confiables para garantizar la participación, el voto informado y la transparencia en los procesos.
Este año, más de veinte grandes compañías realizaron sus juntas de accionistas de manera digital utilizando tecnología de EVoting, ya sea de forma directa o a través de su alianza con el Depósito Central de Valores (DCV). Entre ellas se encuentran SQM, Banco de Chile, Santander, Cencosud, CMPC, Colbún, Engie y CCU. En total, EVoting estuvo presente en 116 juntas y asambleas durante la temporada, marcando un crecimiento sostenido respecto al año anterior.
"Esta temporada marcó un antes y un después. No solo aumentamos significativamente el número de juntas respecto al año pasado en el mismo período, sino que también vimos cómo las grandes compañías del país están consolidando la modalidad digital como una práctica estable. Ya no es una solución de contingencia, es una nueva normalidad", comenta Felipe Lorca gerente general de EVoting.
La concentración de reuniones fue tal que en una misma semana se llegaron a realizar cerca de 45 juntas, y en un solo día, 16. Según el CEO de EVoting, este volumen de actividades requirió una plataforma capaz de responder a distintas realidades. “Cada junta tuvo sus propias características: algunas fueron remotas, otras presenciales o mixtas. La tecnología se adaptó a las necesidades de cada una, permitiendo que todas se desarrollaran conforme a lo esperado”.
Lo que antes era una alternativa frente a emergencias sanitarias o restricciones logísticas, hoy comienza a consolidarse como un estándar. La digitalización de juntas no solo permite mayor eficiencia operativa, sino que también amplía el acceso a la información, facilita la participación desde cualquier parte del mundo y garantiza procesos más ágiles, auditables y trazables.
En la práctica, la adopción de este tipo de tecnología está permitiendo redefinir la gobernanza corporativa en Chile, y abre la puerta a una discusión más profunda: ¿pueden las juntas digitales convertirse en una realidad permanente para todos los actores del mercado? El nivel de adopción alcanzado en este período sugiere que no estamos ante una moda pasajera, sino frente a una transformación estructural. Si la tendencia se mantiene, es probable que en los próximos años la totalidad de las empresas del IPSA —e incluso muchas fuera de él— terminen por digitalizar por completo sus procesos deliberativos.
Los beneficios son claros: registro automático de asistencia, control de quórum en tiempo real, votaciones con resultados inmediatos y la posibilidad de adaptar cada proceso a las características específicas de cada organización. Frente a eso, el avance hacia una digitalización total parece menos una hipótesis y más una consecuencia lógica de un mercado que ya no está experimentando con lo digital, sino que lo está integrando.