La letra del clásico tema del Billy Joel “It’s a Matter of Trust”, gira en torno a la confianza, no sólo en el contexto de una relación amorosa, sino con una resonancia que bien podría aplicar a la política, la amistad y a la sociedad en general.
En Chile, la discusión reciente en torno a la política fiscal ha ido erosionando las confianzas, por lo que es bueno objetivizar algunos elementos. En efecto, esta se ha cimentado en dos argumentaciones que son ciertas separadamente. La primera dimensión es de corte transversal (en la comparativa entre países) y la segunda de series de tiempo (respecto a tu propia historia). En el Monitor Fiscal de Abril, el FMI nos muestra que en 2025 la deuda pública sobre PIB sobrepasará el 95% (110% en economías avanzadas y 74% em emergentes). En Chile el último informe de finanzas pública proyecta un valor de 41,2%, muy por bajo lo observado en el resto del mundo y bajo el umbral prudente de 45%. Comparando los niveles de déficit fiscales, la conclusión es similar. También es cierto, lo que plantea el Consejo Fiscal Autónomo, que la posición fiscal ha venido empeorando los últimos 15 años, con déficit estructurales persistentes y ajustes en el gasto que serán insuficientes.
Por ello, es clave reflexionar sobre las conclusiones del informe de asistencia técnica del FMI sobre las proyecciones de ingresos tributarios, recientemente divulgado. El informe profundiza en una de las causas fundamentales del incumplimiento fiscal: la debilidad técnica e institucional de las metodologías de proyección, dada la alta volatilidad que caracteriza a la economía chilena, al ser pequeña y abierta. En nuestro caso, los ingresos tributarios son altamente dependientes del cobre, y del litio en los últimos años, cuyo precio internacional es muy volátil y el impuesto a la renta (de primera categoría) es también muy volátil e incidente en los ingresos totales. Asimismo, el informe concluye que una parte importante de los sesgos en las proyecciones tributarias se deben a los supuestos macros. En efecto, en ausencia de shocks económicos, el FMI concluye que no han existido diferencias significativas entre las proyecciones de ingresos tributarios y la recaudación efectiva en Chile. Por lo tanto, los desafíos fiscales de Chile no son meramente cíclicos ni se explican exclusivamente por errores del gobierno de turno. Como lo advierte el FMI en su diagnóstico global, el caso chileno muestra una arquitectura fiscal formalmente sólida, pero institucionalmente frágil. Para ello, la misión del organismo multilateral recomienda: fortalecer la gobernanza institucional de las proyecciones fiscales, adoptar modelos econométricos más sofisticados y establecer revisiones periódicas ex post de las proyecciones (back testing). Estas observaciones refuerzan la idea que la política fiscal en nuestro país carece actualmente de una base analítica ad hoc a la volatilidad de la economía chilena y que apoye la sustentabilidad fiscal en el largo plazo.
Patricio A. Jaramillo
Economista y Director de Riesgo Financiero de PwC Chile