Trabajar para vivir y no vivir para trabajar

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Francisco González Pizarro

Este 1 de agosto del 2024 ha entrado en vigencia la nueva Ley Karin, la que viene a establecer protocolos de prevención del acoso laboral y/o sexual y a la violencia laboral.


No hay que olvidar que esta Ley nace y lleva el nombre en conmemoración a Karen Salgado Molina, TENS que se quitó la vida el año 2019 por ser víctima de acoso laboral.


¿Me pregunto cuántas o cuantos Karen hay en el mundo laboral? Que terrible es estudiar, ilusionarse con una vida laboral y/o cuando ingresamos a trabajar, vivir situaciones de acoso laboral o más aún, violencia laboral.


Pasamos más tiempo en el trabajo que en el hogar, en muchos casos convivimos más con compañeros de trabajo que con la familia.


Con los niveles de desempleo en el país, con la baja publicación que se ve de ofertas laborales en los portales de empleo (estamos en niveles de la pasada pandemia), tener hoy un empleo es casi un premio por lo cual generar buenos climas laborales son claves tanto para atraer talento como para retenerlo.


Tener equipos motivados no es simplemente un esfuerzo económico por parte de las empresas, sino también implica generar un buen ambiente laboral y una buena cultura, lo que se conoce en muchos casos como un buen sueldo emocional que ayuda entre otras cosas a la salud mental de los colaboradores.


Esperemos esta Ley permita que en el futuro no ocurran más acciones como la que ya conocemos por la cual nació esta ley. Esperemos sea aplicada de buena fe tanto por empleados como empleadores, y que no sea utilizada como una herramienta para perjudicar a uno u otro.


Ojalá todos pudieran trabajar para vivir y no vivir para trabajar. Al final de todo, el trabajo es un medio no un fin.



Por Francisco González, gerente general de Vertical Hunter – www.verticalhunter.cl


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