Luis Riveros



Luis Riveros

Es muy frustrante observar las condiciones de la ciudad de Santiago en materia de su aspecto físico y formas de convivencia.

La aprobación del TPP11 constituyó la decisión correcta ante el mundo y en pro de la propia economía chilena y su derrotero futuro. Es cierto, el debate se dio entre “niñerías” que llegaron a convertir a un Tratado ratificado por decenas de países, en una cuestión que pareció ser solamente de inclinaciones.

Nuestro país está sufriendo las consecuencias de tres tormentas superpuestas que dificultan el avance efectivo en materias que demandan resultados palpables.

Es difícil mantener una postura equilibrada referente a las actuales circunstancias que vivimos los chilenos. Por una parte, marcadas por profundas heridas y resentimientos generados a partir de la violencia con que se manifiesta un abierto inconformismo social, en lo cual hace tres años fueron parte importante los actuales gobernantes.

Chile se encuentra sumido en una múltiple y profunda crisis. Una crisis económica, que está dominada por una difícil situación financiera internacional como asimismo por las complejas incidencias que tendrían las anunciadas medidas económicas domésticas, especialmente en vistas a una reforma tributaria.

El proyecto de presupuesto 2023 de la Nación contiene señales importantes para la marcha futura de la economía y los rumbos que debe tomar la sociedad. En efecto, y en primer lugar, el proyecto reafirma la importancia que asigna el gobierno a dos aspectos claves para la inversión privada y su desarrollo.

El gobierno está seriamente afectado por dos circunstancias que debilitan su accionar e inhiben su iniciativa en temas pendientes que son de alta incidencia en la evaluación ciudadana. Por una parte, el gobierno perdió el plebiscito del 4 de septiembre de una manera bastante contundente, lo cual ahoga su posibilidad de emprender acciones de vasto alcance que el país necesita.

Con mucha razón el presidente de la República ha creído necesario dar a conocer al país un plan para el desarrollo de la inversión, bajo el lema de “invirtamos en Chile”. Una iniciativa necesaria, porque pone el énfasis en los temas de desarrollo a largo plazo que es lo que interesa asegurar, especialmente en estos meses de dificultades económicas significativas.

Tres cosas principales fueron derrotadas en el plebiscito del pasado domingo 4. En primer lugar, y por supuesto, se rechazó un borrador de Constitución que no representaba el sentimiento ni las demandas de la gente

Estamos en presencia de un Chile profundamente escindido en facciones de opinión, marcado además por inusitada violencia, tanto verbal como física, y severamente tensionado por la disyuntiva respecto del proyecto de nueva Constitución.  Se suponía que tal proyecto constituiría una fórmula para encontrar la paz que necesitaba el país en el camino a normalizar su funcionamiento después de las protestas iniciadas el año 2019.