Prioridades

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Luis Riveros

El proyecto de presupuesto 2023 de la Nación contiene señales importantes para la marcha futura de la economía y los rumbos que debe tomar la sociedad. En efecto, y en primer lugar, el proyecto reafirma la importancia que asigna el gobierno a dos aspectos claves para la inversión privada y su desarrollo. El tema infraestructura, como se sabe, es vital para complementar los proyectos privados, que necesitan de infraestructura vial, como también de instalaciones de servicios que facilitan la producción y el transporte, ambos aspectos vitales para la nueva inversión. Estas iniciativas, además, son fundamentales en el ámbito social, favoreciendo la integración regional y nacional y permitiendo una mejor calidad de vida a poblaciones que sufren aislamiento y carencia de adecuados servicios básicos, como asimismo el desplazamiento de las personas en las grandes ciudades. En consecuencia, enfatizar estos aspectos es vital para estimular la inversión privada, la cual se estima está decreciendo durante este año y seguramente también el próximo, así dando lugar a una reducción del empleo y la producción. El proyecto reafirma un hecho esencial: no da lo mismo lo que ocurra con la inversión, especialmente en una economía que ve estrecharse sus posibilidades de crecimiento en medio, además, de una preocupante tasa de inflación. La inversión es una variable decisiva para el futuro de una economía, y es por cierto fundamental ofrecerle las mejores condiciones posibles para su adecuado desarrollo. El proyecto deja de lado ciertos ideologismos que llevan a afirmaciones sobre la irrelevancia que tiene la inversión nacional y extranjera, para un país que sí la necesita en función de sus grandes objetivos económicos y sociales.

Junto a lo anterior, el otro énfasis importante contenido en el proyecto de presupuesto público 2023, se refiere a la materia de seguridad. El país sufre actualmente de condiciones muy desfavorables en cuanto a delincuencia común, narcotráfico, inmigración ilegal y acciones terroristas que se llevan a cabo cotidianamente en algunas regiones del país. Esto crea un fuerte sentimiento de inseguridad ciudadana, que es muy evidente a lo largo de todo Chile tanto en sectores urbanos como rurales. Hay un sentimiento ciudadano de temor frente a estos desarrollos que parecen fuera de control y perjudican el normal desenvolvimiento de las personas y de las propias actividades productivas. Se constituyen también en un factor perjudicial para la inversión, la cual necesita un ambiente de seguridad para llevarse a cabo así como también para el desempeño de los futuros proyectos comerciales o productivos. El presupuesto ha puesto énfasis en esta materia, lo cual es una buena señal y que todo el país espera se convierta en acciones decididas destinadas a controlar esos verdaderos males sociales.

Por otro lado, y sin embargo, surge una señal de preocupación respecto a lo consultado en el nuevo presupuesto que ha preparado el Gobierno. Esto se refiere al aparente reducido énfasis que se ha puesto en la renovación profunda que necesita la educación chilena. Un proyecto debiera enfatizar el reforzamiento de la educación preescolar y de la formación básica inicial, para así proyectar una mejora en todo el sistema en los años venideros. Del mismo, debiese poner un énfasis decisivo en formación de profesores. Ciertamente, la educación no es algo que se pueda mejorar significativamente aportando más recursos a todo el sistema, sino poniendo énfasis en la construcción de un mejor futuro partiendo por las fases iniciales. Esto es difícil de hacer cuando prevalece, como ha ocurrido en las últimas décadas, con perspectiva de puro corto plazo, y en función de objetivos político-electorales. Todos esperábamos que este gobierno, que ha dicho quiere romper con las prácticas políticas habituales, pondría una apuesta significativa en la educación y en el futuro de niños y jóvenes. Posiblemente se consulte un reordenamiento en el uso de los recursos de que actualmente dispone la educación chilena; ojalá así sea, para que los mismos puedan reasignarse en un marco de prioridades distintas en beneficio de la educación para una mejor convivencia social, mejores oportunidades y mayor productividad del trabajo chileno.


Prof. Luis A. Riveros

europapress