Chile está de moda

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Dominique Viera



Terremoto mundial. Estamos siendo testigos de un cambio profundo de mentalidad en lo geopolítico, en los intereses, valores y en la forma de trabajar. Pero más aún: hoy se habla de minerales críticos incluso en el contexto de conflictos bélicos internacionales.


El anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la posible imposición de un arancel del 50% al cobre chileno ha encendido las alarmas en la industria minera nacional, así como entre empresas proveedoras y otros actores del ecosistema. Una medida de este tipo podría tener consecuencias significativas para el comercio bilateral y para las cadenas de suministro globales.


Una eventual alza arancelaria del 50% generaría sobrecostos importantes en el corto plazo. Si bien EE.UU. podría fortalecer su producción interna con el tiempo, en el corto y mediano plazo se vería afectada su cadena de suministro y la disponibilidad de cobre de alta calidad, lo que obligaría a Chile a redireccionar sus envíos hacia otros mercados compradores.


Si observamos la reacción de los mercados y de los actores de la minería chilena, notamos que, por primera vez, existe menos temor frente a los aranceles que pueda imponer un país en el mediano plazo. Esto se explica porque la demanda por cobre y otros minerales críticos se proyecta a tal nivel que se necesitaría duplicar la oferta mundial de aquí al 2030, y la demanda por minerales crecerá seis veces hacia 2050, según el Reporte Net Zero. Este cambio está impulsado por la transición energética.


Por ello, hoy resulta cada vez menos complejo diversificar nuestros destinos para los minerales, aunque pueda existir un impacto inicial en los mercados. Sin embargo, el temor a un desabastecimiento de cobre ha llevado a distintos actores internacionales a salir a comprar futuros y a aumentar sus inventarios. Es así de relevante.


Por otro lado, por primera vez un mercado del tamaño de India nos abre la puerta para negociar un tratado bilateral, teniendo como uno de sus principales intereses el acceso al cobre chileno.


Sin duda, el posicionamiento de Chile como poseedor de las mayores reservas de cobre a nivel mundial nos obliga a reflexionar sobre la importancia de que los actores mineros trabajemos en una estrategia a largo plazo, que permita al país obtener la mejor ventaja posible para el desarrollo de la industria y de su gente. En este sentido, son buenas noticias que el Ministerio de Minería haya constituido un Consejo Consultivo de Minerales Críticos, y esperamos seguir avanzando hacia una estrategia concreta en el mediano plazo.


Impactos en los proveedores y la cadena de valor


Las empresas proveedoras de la minería —que abarcan servicios, tecnología, insumos industriales y logística— no podemos quedar fuera de estas definiciones, porque el impacto va mucho más allá de las cifras de exportación o de la recaudación estatal. Existen efectos multiplicadores a lo largo de toda la cadena productiva.


Una eventual caída en el volumen de exportaciones podría provocar la paralización de proyectos, recortes en contratos de servicios y suspensión de compras de insumos y tecnología. Esto afectaría directamente a más de 30.000 empleos vinculados a proveedores del sector solo en Chile, aunque ese escenario se materializaría únicamente si se produjera un impacto relevante.


Asimismo, una menor demanda por servicios especializados impactaría negativamente la innovación, el desarrollo de capital humano y la competitividad futura de la minería chilena. Este punto no es menor si consideramos la posible entrada de actores como India, China u otros países, con empresas subvencionadas en algunos casos y menores costos, debido a legislaciones laborales o ambientales más laxas.


Además, los proveedores chilenos de tecnologías y servicios han logrado posicionarse en el mercado estadounidense junto con el cobre, como parte de soluciones integrales para la minería. Obstaculizar el ingreso del cobre chileno pondría en riesgo exportaciones de servicios que actualmente superan los US$300 millones anuales hacia ese país.


Hoy tenemos la oportunidad de dejar un legado importante y de cambiar la historia de nuestro país. Por primera vez, gracias a nuestros minerales, podemos diseñar una estrategia que no solo fortalezca nuestra minería, sino que genere encadenamientos productivos capaces de producir un efecto multiplicador, beneficiando a muchas más personas en Chile.


Dominique Viera, presidenta de APRIMIN.

europapress