Roberto Fantuzzi: Corazón de Mittelstand, voz de las pymes familiares

|


Gonzalo Jimeu0301nez


Hace pocos días supimos del fallecimiento de Roberto Fantuzzi, empresario y líder gremial que defendió con tenacidad a las pymes hasta el final. Su legado trasciende lo anecdótico: encarnó como pocos en Chile el espíritu del Mittelstand, ese modelo europeo de empresa familiar comprometida con la innovación, el empleo local y el tejido productivo nacional.


Fantuzzi fue la voz firme de las empresas de menor tamaño cuando pocos se atrevían a hablar. No transó en sus convicciones. Fue cercano a los trabajadores, directo con la prensa, activo en redes sociales. Comentaba el acontecer nacional sin filtro y creía profundamente en el aporte del sector privado como motor de desarrollo.


Estuvo al frente de una empresa familiar de aluminios por más de tres décadas, una experiencia que marcó su visión empresarial. A partir de ese origen, se transformó en un referente de las manufacturas nacionales y un impulsor clave de la internacionalización de las pymes chilenas. En tiempos en que el país se abría al comercio global con incertidumbre, su mensaje fue claro: si no se invertía en productividad y encadenamientos locales, las pymes quedarían relegadas. Fue una voz crítica —y muchas veces incómoda— para poderosos incumbentes.


Su estilo fue irreverente, a veces polémico, pero profundamente comprometido. No temía decir lo que pensaba, incluso si eso le generaba costos. En una recordada entrevista, llegó a calificar la concentración económica como “el cáncer que había que extirpar”. Ese mismo carácter lo llevó a ocupar una tribuna mediática y gremial por décadas, defendiendo causas impopulares con la pasión del que ha conocido la fragilidad empresarial desde dentro.


Uno de sus gestos más criticados —el regalo simbólico a un ministro de Estado en una cena gremial— generó polémica transversal. Pero incluso en ese episodio, pidió disculpas públicas y ratificó su intención original: presionar por una política económica más proactiva con las pymes. A veces su forma no acompañaba su fondo, pero su objetivo era siempre el mismo: visibilizar el rol productivo de las empresas familiares.


Fantuzzi quiso llevar su visión de insurgente también a la política, postulando al Senado por Santiago Poniente. No resultó electo, pero su campaña fue coherente con su trayectoria: hablar sin rodeos, defender al pequeño y mediano empresario, y cuestionar los pactos de poder que dificultaban un desarrollo más inclusivo.


Hoy su legado abre preguntas vigentes: ¿qué tipo de liderazgo gremial necesita Chile en tiempos de desconfianza y transformación? ¿Debe seguir el modelo de Fantuzzi, con cercanía social, voz crítica y foco en las capacidades estratégicas a nivel país?


Lo cierto es que Roberto Fantuzzi deja un vacío importante. Fue un empresario con alma de taller familiar, con visión de país y con una voz insobornable. Su trayectoria nos recuerda que el desarrollo no se construye solo desde la gran empresa, sino también —y sobre todo— desde el esfuerzo persistente de miles de pymes familiares que, como él, creen en Chile.


Cierro este homenaje con una nota  personal, me tocó conocer ese espíritu generoso y humilde de forma directa. A sus 75 años, Roberto Fantuzzi se matriculó y participó como alumno en nuestro programa Governing del Centro de Gobierno Corporativo UC, dedicado a la formación de directorios en empresas familiares. Lo hizo sin detenerse en su dilatada experiencia empresarial, con genuina curiosidad, demostrando una admirable disposición a renovarse, aprender y escuchar. Fue otro gesto silencioso —pero elocuente— de su compromiso con este tipo de empresas y con el futuro de un Chile 3.0.


Por Gonzalo Jiménez Seminario, Presidente de Proteus y Profesor adjunto Ingeniería & MBA UC

europapress