Aunque la inteligencia artificial (IA) ha avanzado de forma impresionante—desde redactar informes detallados hasta crear videos bajo demanda—las temidas pérdidas masivas de empleo aún no se han materializado. A pesar del aumento global en las búsquedas de “desempleo por IA” y predicciones sombrías, los datos reales no reflejan tal crisis.
Un estudio de la Universidad de Oxford sugiere que algunos trabajos, como el de los traductores, podrían verse afectados. Sin embargo, cifras oficiales en EE. UU. muestran que el empleo en interpretación y traducción ha subido un 7 % en el último año. Incluso empresas como Klarna, que en su momento apostaron por automatizar la atención al cliente con IA, han dado marcha atrás, reafirmando la importancia de la intervención humana. Y es que una cosa es traducir un texto y otra interpretar correctamente el texto y darle valor agregado. Igualmente, una cosa es atender al cliente con IA, y otra es atenderlo con un ser humano al otro lado de la línea, apoyado – pero no reemplazado – por IA.
Los datos macroeconómicos también contradicen el alarmismo. Si bien los recién graduados enfrentan tasas de desempleo ligeramente mayores, esta tendencia comenzó en 2009, mucho antes del auge de la IA generativa. Además, el empleo para trabajos de oficina y administrativos ha crecido levemente, y el desempleo general en EE. UU. se mantiene bajo, al igual que en otras economías desarrolladas.
Dos explicaciones para esto predominan: por un lado, pocas empresas realmente integran la IA en operaciones clave; por otro, cuando lo hacen, la tecnología se utiliza para aumentar la productividad, no para reemplazar personas.
El verdadero potencial de la IA viene del lado de aumentar la productividad y aumentar los ingresos. En su esencia la IA sirve para liberar a las personas de trabajos rutinarios que no aportan valor, permitiéndoles dedicarlo a trabajos creativos que sí aportan valor. Y la IA se convierte así en una herramienta de creatividad, en la medida en que los trabajadores aprenden a usarla y sacarle todo su potencial. Es por ello por lo que las empresas deben introducir al menos el uso de la IA generativa como herramienta para todo su personal.
La IA es una herramienta de apoyo a la toma de (buenas) decisiones y a la solución de problemas (a veces a la toma de decisiones para solucionar problemas). Mientras mayor y mejor información se tenga, mayores posibilidades hay de tomar una buena decisión. Antes de la IA el acceso a información era limitado. Ahora es prácticamente ilimitado. La IA es capaz además de poner ante nuestros ojos alternativas de decisión que no habíamos visto. Todo este potencial puede estar a disposición de trabajadores que hasta ahora llevaban a cabo tareas administrativas, potenciando su aporte y creación de valor. Esa es una de las revoluciones que trae la IA.
En definitiva, no hay señales de un apocalipsis laboral causado por la IA en el horizonte cercano. Por ahora, la tecnología parece más un complemento que una amenaza – tal como ha sido en el pasado. Más que eliminar puestos de trabajo, les va a cambiar el perfil laboral, que incluirá, dentro de los requisitos del cargo, el uso de IA generativa. Claramente los esfuerzos del sector privado deben ir por la capacitación masiva de su base laboral.
Alfredo Barriga
Profesor UDP
Fuente: The Economist