El transporte urbano desempeña un papel fundamental en el funcionamiento de una ciudad. Según diversos estudios, el 56% de la población mundial utiliza el sistema de transporte público. Antes de la pandemia, en Santiago, por ejemplo, se registraron 1.562 millones de transacciones en el sistema durante el año 2018, con un promedio de 5.5 millones de transacciones en días laborables y 1.100 millones de viajes contabilizados. A finales de 2022, cuando el comportamiento de los viajes y las transacciones comenzaba a normalizarse, la actividad alcanzó el 75%. Además, entre los años 2020 y 2022, se observó un crecimiento del 9.2% en el parque vehicular, lo que representa un aumento de cerca de 6 millones de vehículos en ese período.
En este contexto, el Ministerio de Transporte y Telecomunicaciones se ha propuesto el desafío de desarrollar sistemas de transporte público dignos, inclusivos, equitativos, eficientes, sustentables, seguros y que contribuyan a mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos. Es crucial poner a las regiones de nuestro país en el centro de este desarrollo, fortalecer un sistema de movilidad activa con un enfoque en peatones y ciclistas, e incorporar el uso de nuevas tecnologías en los sistemas de transporte urbano.
Contar con una estructura de transporte de bienes y personas que sea eficaz, efectiva y eficiente es esencial para la convivencia ciudadana. La movilidad impacta en la mayoría de las actividades cotidianas, y en las ciudades, transforma el cambio social albergando instituciones económicas, políticas y culturales, siendo pilares fundamentales de los mercados financieros. Las ciudades y los vehículos están estrechamente relacionados; el espacio urbano está constantemente en movimiento (automóviles, autobuses, camiones, motos, bicicletas, scooter, entre otros). Sin un sistema de transporte eficiente, las ciudades se congestionarían y se verán afectadas por problemas de contaminación y falta de accesibilidad..
Los gobiernos tienen la responsabilidad de mejorar la infraestructura de transporte en sus ciudades, garantizando la accesibilidad para todas las personas, incluidas aquellas con movilidad reducida. Al invertir en un sistema de transporte eficiente, las ciudades pueden mejorar la calidad de vida de sus habitantes, reducir la congestión vial y promover un desarrollo sostenible. En tal sentido, uno de los desafíos más relevantes para las autoridades ministeriales, regionales y/o locales es establecer modelos de planificación territorial que ordenen el desarrollo urbano y rural y aseguren un crecimiento equitativo y sostenible. Pensar en la ciudad como soluciones habitacionales que no sean segregadoras y que aborden otras necesidades de manera integral. Esto implica orientar el ordenamiento urbano, considerando que la ciudadanía cuente con servicios accesibles y con un sistema de transporte adecuado. En dicho contexto la política pública debe establecer el marco regulatorio que ayude a definir cómo abordar el desarrollo urbano de manera sostenible.
Américo Ibarra Lara,
Director Observatorio en Política Pública del Territorio,
Facultad de Arquitectura y Ambiente Construido,
Universidad de Santiago de Chile