​Legado y la gallina de huevos de oro

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Gonzalo Jimenez


Más que “ser” por esencia, nos vamos construyendo y a medida que logramos o aprendemos algo, casi de inmediato (si es que no nos dormimos) aparece otro desafío. Esto más que una amenaza, es la constatación de la vida como un fluir de aprendizajes.

Desde esta mirada, las empresas familiares o las familias empresarias son poderosos espacios para aprender tanto en lo individual, lo grupal como en lo social. En particular vemos en muchas de esas familias que su actuar en la operación, en el gobierno como en la construcción de futuro tienen una coherencia que las hace avanzar en armonía.

¿Cómo lo logran? Actúan respetando y renovando la marca familiar, con los valores que los inspiran y como parte del contexto del que son parte. Ese actuar es parte de un “todo” y se desarrolla en actitud atenta, reflexiva, respetuosa y con apertura a lo nuevo. Solo así se va generando no solo lo necesario para el crecimiento de la empresa, sino también posibilitan que sus stakeholders, colaboradores y socios avancen en conjunto. Cuando esta dinámica sistémica se da, es cuando las mejores expresiones de la construcción del legado se expresan y quedan en evidencia.

Pero no nos engañemos, solo el título de empresa familiar o familia empresaria no es garantía de nada. De hecho, como en otros ámbitos, hay miradas pequeñas y egos sobre inflados que se centran en la ganancia a corto plazo y a cualquier costo (personas, medio ambiente, confianzas, etc.).

En ese camino mezquino, una de las fábulas de Esopo de la antigua Grecia parece especialmente iluminadora: la de la gallina de los huevos de oro. Como seguro la conocen, basta recordar que la codicia obnubiló el corazón del hombre, queriendo más y más concluyó que destripar a la gallina le entregaría un tesoro mayor.

Pobre el que no cambió su mirada. Pobre el que no vio todo lo que tenía, lo que era y de lo que era capaz si trabajaba junto a otros y otras. Ser dueño o parte del directorio de una empresa familiar te da un poder enorme, pero la diferencia la marcan los que ejercen ese poder desde el altruismo inteligente. ¿Qué valores ayudan a cuidar a nuestra gallina? ¿Qué hace que nuestros huevos sean de oro gracias a la cooperación y al aprendizaje continuo? ¿Cómo contribuyo a una dinámica en que todo el gallinero logre vivir en armonía?

El huevo de oro o la liquidez se vuelven polvo si no hay una trama de sentido y valor que sostenga el negocio, y porque no decirlo: la vida.


Gonzalo Jiménez Seminario

CEO Proteus Management & Governance

Profesor de ingeniería UC

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