​El pasado nos divide y el futuro debería unirnos

|

Alfredo barriga (columnista)


Cada vez que salen a colación temas del siglo pasado, nuestra sociedad se polariza, y nuestras energías se van en confrontarnos. Así es imposible que nuestra sociedad progrese, y estamos llevando a nuestro país al fracaso.

Mientras en Chile discutimos sobre temas no zanjados en el siglo 20, el siglo 21 sigue su curso. La cuarta revolución industrial continúa avanzando a tasas exponenciales. La predicción del Mc. Kinsey Global Institute acerca del impacto económico mundial de las tecnologías exponenciales se está cumpliendo. Entre 2020 y 2021, la economía digital mundial alcanzará el tamaño de la mayor economía del Mundo. Y en cinco años más puede que la duplique. No estamos haciendo nada al respecto, ensimismados como estamos en pasarnos viejas cuentas políticas y sociales. El pasado nos divide, mientras que el futuro debería unirnos, porque el resultado final - de seguir como vamos - va a ser un Chile que nuevamente estará entre los países que se quedaron atrás.

No pudimos escoger peor momento para una discusión sobre una nueva constitución. Si hasta ahora estábamos avanzando poco en materia de economía digital, esta discusión polarizada nos va a alejar aún más de lo que debemos hacer si no queremos perpetuarnos como un país subdesarrollado.

Con o sin constitución nueva, más de la mitad de los puestos de trabajo se van a ver afectados y requerirán nuevas competencias y habilidades para las que no nos estamos preparando. Según una encuesta IPSOS de Agosto del año pasado, un 86% de los trabajadores encuestados piensa que la transformación digital afectará su puesto de trabajo, y el 77% de ellos considera que su empresa no los está preparando.

Lo que es inexplicable es que la elite chilena aún no se de por enterada de este cambio de paradigma, y lo siga considerando como un tema tecnológico, en vez de cultural. No cree que vaya a cambiar los cimientos de la sociedad. Y, sin embargo, ya lo está haciendo. El cambio en las relaciones entre gobernantes, políticos y ciudadanos que ha surgido de las redes sociales es un botón de muestra, pero solo es la punta de la punta del iceberg.

Las sociedades divididas son capaces de unirse frente a un desafío que los afecta a todos. Se puede cambiar el eje de la discusión mostrando ese desafío y creando una saga para, juntos, superarlo. Lamentablemente, de momento nuestra sociedad está abrazando la locura del enfrentamiento por el pasado, despreciando la dimensión del desafío que tenemos encima.

No va a ser una nueva constitución lo que nos permita sortear estos desafíos, sino la voluntad firme de llevar a Chile hacia el siglo 21. El Congreso del Futuro recién terminado nos muestra claramente los desafíos que tenemos por delante. No entiendo por qué sus promotores también han bajado a la arena de la pelea chica por algo que pasó hace 40 años, en vez de poner el debate donde debiera estar.

Lo de Chile es suicidio en defensa propia…


Alfredo Barriga Cifuentes

Profesor UDP

Autor de “Futuro Presente: como la nueva revolución digital afectará mi vida” (Amazon) 

europapress