¿Cómo frenamos la violencia?

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Mario astorga (columnista)

Mario Astorga De Valenzuela


En los últimos días han surgido varias declaraciones haciendo un llamado a la PAZ. Conozco y respeto a muchos de los firmantes, y comparto su buena fe y me alegra que la mayoría de esas declaraciones hayan incluido en su contenido las omisiones imperdonables del acuerdo firmado por los parlamentarios, el gobierno y los partidos políticos, hace 15 días atrás: reconocer que parte importante de la violencia, incendios y saqueos no provienen de los manifestantes que buscan una sociedad más equitativa, sino de anarcos, narcos y delincuentes comunes, los cuales están siendo protegidos en sus actividades delictivas por las manifestaciones. Algunas declaraciones también reconocen que la explosión del 18 de octubre no fue espontánea, que hubo premeditación y todavía no es claro quien las planificó, quienes supieron con antelación de ellas y no hicieron nada para evitarlas porque ayudaba a sus fines, etc. La mayoría de las declaraciones denuncian los excesos de las fuerzas de Orden, pero algunas también reconocen la vulneración a los DDHH de los Carabineros en servicio y la violación al Estado de Derecho que implican los asaltos a cientos de cuarteles a lo largo del país, siendo la mayoría de dichos asaltos independientes de las manifestaciones y organizadas por delincuentes con prontuario y grupos vinculados al narcotráfico. Algunas declaraciones reconocen también que, aunque los manifestantes pacíficos son la mayoría, hay manifestantes que creen que vía la violencia van a conseguir más rápido los cambios que buscan.


Como decía, me alegro de todas esas declaraciones, pero estoy convencido que el fin a la violencia no va a surgir de las declaraciones. Aunque resucitáramos al Cardenal Silva, a Alessandri, a Allende, a Aylwin y a Frei Montalva y una vez resucitados firmaran en forma conjunta la misma declaración no frenaríamos la violencia, porque parte importante de ella no tiene motivos políticos. Muchas de las acciones de violencia tienen sus propios objetivos.


Para parar la violencia se necesitan decisiones, no declaraciones.


a) Decisión de una tregua de 90 días en las manifestaciones, paros, huelgas, bloqueo de carreteras, firmada por todos los parlamentarios y partidos políticos, y por las principales fundaciones y organizaciones sociales. Seguramente el PC, parte del FA y la Mesa Social no la van a firmar; son una minoría bulliciosa, pero minoría al fin. Sin manifestaciones los delincuentes y el narco tráfico deben volver a su “business as usual” y los anarcos a predicar sobre su tipo de libertad.


b) Cambiar la pregunta del Plebiscito de las Municipalidades. Que se pregunte: ¿Está de acuerdo con que EN SU COMUNA las manifestaciones incluyan actos de saqueo, violencia y destrucción a hospitales, supermercados y PyMEs para lograr un mejor resultado?


Habiendo ya un itinerario sobre el Proceso Constituyente ese tema ya no es prioritario. Por otra parte, la Contraloría no debiera permitir que las Municipalidades financien, con recursos municipales, una consulta sobre un tema nacional, pero no debería objetar una consulta sobre un tema comunal.


Una segunda pregunta podría ser ¿Está de acuerdo que en su comuna no se autorice ninguna manifestación en los próximos 90 días para facilitar que el Gobierno y el parlamento y las organizaciones sociales puedan llegar a acuerdos? El resultado de tal pregunta del Plebiscito debería darle al Gobierno y al Parlamento 90 días para llegar a acuerdos en los temas levantados por los manifestantes: pensiones, salario mínimo, AFP, salud, educación, medio ambiente, e itinerario para la nueva Constitución.


Si se quisiera conocer la opinión y prioridades de la población una tercera pregunta podría ser sobre ¿Cuáles cree usted que son los temas prioritarios para nuestra comuna, marque solo 3 opciones: Salario mínimo, pensiones, salud, plano regulador, educación, medioambiente, una nueva Constitución para Chile, corrupción, empleo, emprendimiento y PyMEs, y un gran Otros, para detectar cuán importante son los temas que se están quedando afuera de la agenda.


Al cambiarse la pregunta del Plebiscito, es posible que se vuelvan a sumar las 40 municipalidades que participaron inicialmente del acuerdo y que luego se bajaron. Eso le daría al plebiscito una representatividad mucho más potente.


Para mí es claro, desde hace al menos 4 semanas, que los anarquistas, narcos y delincuentes que hacen la mayoría de los saqueos y asaltos a cuarteles de Carabineros, tienen sus propios objetivos y están protegiéndose por el "Manto" de las manifestaciones para ampliar el ámbito de sus acciones delictivas. El que un altísimo porcentaje de los más de quince mil detenidos tengan prontuario previo a las manifestaciones, es una prueba de ello (Un 10% tiene más de 10 detenciones, un 1,5% tiene más de 50 detenciones previas, son clientes frecuentes del sistema). Las múltiples casas de acopio que han sido allanadas y donde se han encontrado mercaderías robadas es otra prueba, la disminución abrupta de los portonazos es otra, etc. Es necesario “operar” a las manifestaciones de los delincuentes, sino las manifestaciones van a ir perdiendo rápidamente adherentes entre los trabajadores despedidos, los pobladores que deben ir a comprar a otras comunas o que deben destinar una hora más para llegar a sus trabajos y a sus casas, los PyME que normalmente no están asegurados y que han perdido lo acumulado en una vida de esfuerzos, los pacientes que perdieron la hora para la operación que habían esperado un año todos ellos a consecuencia de las “manifestaciones”. Hay que aislar a los delincuentes para que las fuerzas de Orden y eventualmente las FFAA puedan tomar el control antes de que los partidarios de las manifestaciones sean una minoría. ¿O se busca eso para debilitar el movimiento? Que no le pase a Chile nuevamente lo de la revolución de los pingüinos donde el desgaste y la Comisión diseñada para enfrentarla hizo que las conquistas fueran mínimas, a pesar del apoyo gigantesco que tenía.

europapress