Decisión de elevar la tasa de interés en enero fue unánime en el Consejo del B. Central

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Banco Central 6

La decisión de subir la tasa de interés en 25 puntos base a 3,25% en enero pasado fue unánime en el Consejo del Banco Central. Así lo expuso la minuta de la aquella Reunión de Política Monetaria (RPM) que este jueves publico el ente emisor.

El Consejo coincidió en que, dados los antecedentes acumulados, era correcto pensar que el escenario base seguía siendo uno de cierre de las holguras de capacidad y de convergencia de la inflación a la meta durante los próximos dos años. Por lo tanto, concordó que la orientación general de la política monetaria debía seguir siendo la de una normalización de la tasa hacia su nivel neutral, en línea con lo expresado en el IPoM de diciembre.

Varios Consejeros añadieron que, en todo caso, se debía tener presente que había múltiples trayectorias de tipos que eran coherentes con un escenario base dado, y que la conveniencia de señalizar al mercado uno u otro camino como el más probable dependía tanto del punto de inicio como de los escenarios de riesgo.

Sin embargo, todos los Consejeros concordaron en que dada la distancia que aún existía respecto de la tasa de interés neutral, estas consideraciones no eran obstáculo para que las dos opciones de política propuestas para esta Reunión —mantener la TPM en 2,75% o incrementarla a 3%— fueran plenamente válidas, lo mismo que un sesgo restrictivo a futuro.

Hubo consenso, además, en que el principal argumento para esta opción era que resultaba plenamente coherente con el escenario base, el cual no presentaba desviaciones relevantes. Además, era la opción ampliamente esperada por el mercado. Se añadía que el grado de estímulo monetario actual, considerada su distancia con el nivel neutral de la TPM, ofrecía espacios para elevar la tasa sin que los riesgos que se perfilaban implicaran mayores costos.

Un consejero señaló que más allá de la decisión de aumentar la tasa y proseguir con el proceso de retiro del estímulo monetario, era relevante comunicar que habría una mayor flexibilidad en la forma como se daría este retiro, coherente con la gradualidad y cautela comprometidas. Esta mayor flexibilidad no debía dejar duda de que todavía era necesario seguir con el proceso de normalización, pero, a su vez, era posible que este proceso podría ser algo más lento del comunicado en el último IPoM.

Hubo acuerdo en que el principal argumento a favor de esta opción de mantener era que permitía acumular información adicional sobre la evolución del escenario externo, sus causas y sus canales de trasmisión hacia la economía local. Sin embargo, esta opción no solo sorprendería al mercado, sino que además podría señalar un cambio en el escenario base o en la evaluación de la necesidad de ir normalizando la TPM, sin que existieran antecedentes que lo justificaran claramente.

Un Consejero destacó que la evolución del escenario externo había motivado un aplanamiento de la curva de TPM implícita en los precios de los activos locales. A su juicio, allí había una divergencia bastante notable, pues, desde el punto de vista de los precios de mercado, la política monetaria sería más expansiva que lo presupuestado hace un tiempo sin que los ingredientes que motivaron dicho movimiento en el mundo se estuvieran dando a nivel local. Esto, concluyó, podría hacer pensar que la política monetaria estaba siendo innecesariamente más expansiva de lo que se requeriría. Por ello, desde el punto de vista de encuadrar la política monetaria con el escenario internacional, mantener la TPM y validar un escenario de una trayectoria mucho más plana parecía muy incoherente con lo que ocurría localmente. En especial, porque los datos de la economía chilena no daban cuenta de lo que se observaba en otros países, especialmente en el mundo desarrollado, y que era lo que había llevado a reaccionar a otros bancos centrales.

europapress