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Juan David Quijano |
Los líderes y gobernantes están llamados a dar frutos visibles de integridad, ya que cuando esto no ocurre, su liderazgo se convierte en fuente de dolor, injusticia y corrupción. Este principio es reafirmado en Proverbios 29:2 al decir que: “cuando los justos gobiernan, el pueblo se alegra; pero cuando gobierna el impío, el pueblo gime.”
A muchos nos sorprende cómo ha cambiado nuestra sociedad en aspectos esenciales de la vida, sobre las cuales se pensaba que existía un alto grado de consenso, como son: el respeto a la vida, la concepción de la familia, el sentido del esfuerzo individual, la creencia en Dios y los valores cristianos, la autopercepción de género, etc.
Los líderes son responsables de guiar al pueblo en justicia y verdad, pero la falta de arrepentimiento y de un espíritu crítico frente a la decadencia moral, como la violencia, el robo, el abuso y la deshonestidad, no es solo indicativo de una conciencia adormecida, sino también, una señal de que la justicia podría estar siendo distorsionada.
Se dice que el momento de mayor oscuridad en la noche, es cuando se acerca el amanecer y que entre más oscura la noche, más brillan los astros.
Quisiera comenzar esta columna aclarando que el título no se refiere a una discapacidad física, sino a la ceguera intelectual, valórica o espiritual, especialmente de personas en posiciones de liderazgo y autoridad.
Alguien dijo que cuando no se tiene esperanza en el futuro, se deja de trabajar o construir en el presente.
Al iniciar este nuevo año no puedo dejar de pensar en cómo ha cambiado nuestro país y que a pesar de que en diversos sectores se habla de mayor justicia y seguridad, lo que vemos es justamente al revés,
Hace algún tiempo hablamos de la importancia de decidir correctamente, ya que, aunque somos dueños de elegir entre dos o más opciones, muchas veces no somos dueños de escoger las consecuencias de esa decisión; por ejemplo: si decido lanzarme a las líneas de un tren, antes de hacerlo soy dueño de esa decisión, pero una vez que me he lanzado ya no podré elegir sus consecuencias.
Hace algún tiempo hablamos de la importancia de elegir correctamente y dado que en pocos meses más tenderemos que votar “apruebo o rechazo” por una nueva Constitución, creo necesario insistir en ello.
Muchas de nuestras decisiones pueden tener consecuencias para toda la vida e incluso sin darnos cuenta, pueden afectar no solo a quienes nos rodean, sino a miles o millones de personas.
Cada vez más, nosotros y nuestras familias somos bombardeados por nuevas ideas respecto del rol y constitución de la familia, del rol del estado, de la política, de la moral, de la justicia, de la igualdad, del derecho a la vida, del valor del esfuerzo individual y colectivo, de la conducción de la nación, de la existencia y la grandeza de Dios y de miles de ideas más.