Estamos viendo cómo la acción de nuestros políticos y parlamentarios se están realizando con mucha pasión, pero sin la mesura que los destinos del país requieren al no ponderar las consecuencias que las últimas leyes tienen, atendiendo solo las demandas sociales y dejándose seducir por el ambiente electoral y apetitos para lograr la aprobación popular.
No se trata de que el Estado regule toda la investigación sino que oriente los grandes lineamientos en áreas que se definan como críticas para el país.