La dicotomía entre la expansión y densificación de las ciudades

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AMERICO IBARRA

El debate sobre la expansión versus la densificación de las ciudades, lleva décadas y es un tema de preocupación no solo en Chile, sino también en países desarrollados. El desarrollo de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC’s) y la pandemia han influido a que los ciudadanos, que solían concentrarse en las zonas urbanas, prefieran reubicarse en zonas periféricas, suburbios o ciudades satélites en busca de mejores precios, condiciones y calidad de vida, que incluyen más espacio, privacidad y tranquilidad.


Se ha debatido sobre los beneficios y costos de construir edificios de altura, mega-edificios sin discriminación alguna, afectando barrios históricos, zonas de riesgo, etc. Este modelo enfatiza como estrategia, dada la limitación del recurso suelo, la promoción de la compacidad urbana y se presenta al mismo tiempo como un desafío y oportunidad para una planificación de la ciudades que logren una distribución optimizada del equipamiento, la vialidad, los sistemas sanitarios, la energía y las interacciones sociales, diseñándola de tal manera que sea una “ciudad amable y caminable”. Construir un modelo en que los ciudadanos tengan fácil acceso a algún tipo de servicio básico en no más de 15 minutos.


Uno de los desafíos más relevantes para las autoridades ministeriales, regionales y/o locales es establecer modelos de planificación territorial que ordenen el desarrollo urbano y rural y aseguren un crecimiento equitativo y sostenible. Pensar en la ciudad como soluciones habitacionales que no sean segregadoras y que aborden otras necesidades de manera integral. Esto implica orientar el ordenamiento urbano tal que la ciudadanía cuente con servicios adecuados y accesibles relacionados con la salud, la educación, y la seguridad, así como la provisión de espacios públicos que hagan del entorno un lugar habitable, junto con un sistema de transporte adecuado. En dicho contexto la política pública debe establecer el marco regulatorio que ayude a definir cómo abordar el desarrollo urbano de manera sostenible y eficiente y su dilema será densificar, permitiendo un mayor número de habitantes en una cierta superficie, o expandir la ciudad a expensas de lo rural, cuestión que requiere atención y reflexión.


Una reciente data indica que la densidad de la Santiago se ubica alrededor de los 10.000 habitantes por km2, con alta variabilidad según se sectorice el análisis. Santiago Centro con 17.500, La Florida 5.200, Maipú 3800, Estación Central 6100 y 3.000 en Vitacura. Al considerar las parcelas de agrado como áreas urbanas, la densidad disminuye a 8.500 hab/km2. Sin embargo, es necesario señalar que ciudades con densidades superiores a Santiago no han presentado colapsos urbanos y que resulta esperable que la densidad de la región metropolitana continúe aumentando en los próximos años.


Ante este escenario mixto, de densificación y extensión urbana los desarrolladores inmobiliarios tienen el desafío de generar proyectos que generen un hábitat que atienda las necesidades de cada comunidad de manera integral y que al mismo tiempo otorgue valor al suelo, la vivienda y al espacio público. La industria inmobiliaria, con su expertiz, tiene la responsabilidad social junto con mejorar sus procesos productivos, de respetar el medio ambiente y pensar en la calidad de vida de sus clientes. 


Américo Ibarra Lara / Rodrigo Martín Quijada

Observatorio de Políticas Públicas del Territorio

Facultad de Arquitectura

Universidad de Santiago de Chile

europapress