El 51,1 por ciento de los cuidadores españoles se encarga de ateneder a un familiar mayor al mismo tiempo que se ocupa de sus hijos, según el I Estudio del Observatorio Cinfa de los Cuidados 'Radiografía de los cuidados familiares en la sociedad española'.
El informe también muestra que el 77,6 por ciento de las personas cuidadores compagina este rol con su actividad profesional, lo que provoca que un 65,2 por ciento haya necesitado restar tiempo al ocio, un 63,3 por ciento a sí mismo, y otro 35,4 por ciento ha tenido que prescindir de tiempo con otros familiares o amigos.
La investigación también ha revelado que las personas encuestadas dedican unas 20,6 horas semanales a esta labor. Aunque el 85,4 por ciento comparte responsabilidades de cuidado, un 14,6 por ciento actúa solo.
Entre quienes comparten los cuidados, un 57,5 por ciento lo hace con sus hermanos, un 25,7 por ciento con su pareja, un 24,2 por ciento con otros familiares, un 18,1 por ciento con sus hijos, y un 14,5 por ciento recurre a ayuda profesional.
Mientras tanto, el perfil más común de cuidador es el de una mujer (64,2 por ciento) de 49 años de media, frente al 35,8 por ciento de los hombres que asume este rol.
Hasta el 75,6 por ciento de la persona que recibe los cuidados es el padre o la madre, con casi la mitad de ellos superando los 81 años. Además, el 41,9 por ciento de los cuidadores convive con esta persona, de las que más de la mitad cuenta con algún grado de dependencia.
Casi la mitad de los encuestados ha declarado que lleva más de dos años asumiendo esta responsabilidad, y un 56,8 por ciento realiza estas actividades semanalmente, mientras que otro 43,2 por ciento lo lleva a cabo de forma diaria.
LA EDAD AVANZADA Y LA SOLEDAD, PRINCIPALES MOTIVOS DEL CUIDADO
El estudio ha revelado igualmente que un 35,3 por ciento de los cuidadores considera la avanzada edad de su familiar es el principal motivo para cuidarle, seguido de la soledad (14,9 por ciento) y las enfermedades neurodegenerativas (14,5 por ciento).
En torno al 56,2 por ciento de los encuestados busca hacer compañía para realizar apoyo emocional, proporción similar a la que acude con esta persona a sus citas médicas, mientras que un 43,3 por ciento gestiona estas citas y realiza tanto el seguimiento de los informes como de las pruebas. Otro 43,8 por ciento le acompaña a la calle para sus gestiones sanitarias, y el 39,7 por ciento realizan las labores domésticas.
Aunque más de la mitad considera el hecho de realizar estos cuidados supone una muestra de afecto y una elección personal, hay un 10,7 por ciento que lo vive como una obligación social y otro 8,7 por ciento como una carga.
Además, un 42 por ciento de los cuidadores cree que se trata de una obligación personal o familiar, un 32,1 por ciento lo considera como un rol que "dignifica" como persona, y otro 16 por ciento lo hace porque su economía le impide plantearse otra opción.
En ese sentido, un 62,4 por ciento ha subrayado que atender a un familiar tiene tanto aspectos positivos como negativos, y es que proporciona tranquilidad de saber que su familiar está bien atendido y proporciona una emoción que predomina en su experiencia de cuidado, aunque también causa cansancio o agotamiento físico y emocional.
Estos sentimientos se relacionan con que el 48,1 por ciento siente la responsabilidad y el deber de estar siempre pendiente, porcentaje parecido al que experimenta preocupación y se pregunta si está haciendo lo suficiente.
INCERTIDUMBRE SOBRE LOS CUIDADOS
Por otro lado, el estudio también se ha encargado de abordar las preocupaciones que inquietan a quienes asumen el rol de cuidador, y es que hasta el 35,7 por ciento ha mostrado incertidumbre por quién cuidará a su familiar si en algún momento no puede.
Tres de cada diez encuestados ha mostrado su inquietud por la posibilidad de que los cuidados afecten a su relación con sus hijos, pareja y otros familiares, y otro 30,8 por ciento muestra dudas sobre la calidad de sus cuidados.
La gran mayoría (81,2 por ciento) ha expresado que atender a un familiar mayor les ha cambiado su modo de ver la vida, y es que un 28 por ciento afirma valorar más el tiempo y las pequeñas cosas; dos un 23 por ciento asegura que su visión vital ha cambiado un poco, pero no de manera fundamental; el 15,1 por ciento piensa que ahora su vida está más enfocada a los demás que a sí misma, y que se ha hecho más fuerte y resistente.
Además, los cuidadores también han podido desarrollar nuevas habilidades o labores como la paciencia y la tolerancia (60,2 por ciento) ocupan el primer puesto, seguidas de la empatía y la capacidad de escucha (43,5 por ciento) y de la fortaleza emocional (38,6 por ciento).
De hecho, más de la mitad de las personas encuestadas ha detallado que la situación de cuidado ha fortalecido su relación con el familiar atendido, mientras que el 7,9 por ciento siente que dicha relación se ha deteriorado.
"El I Estudio del Observatorio Cinfa de los Cuidados nos permite conocer la realidad de las familias cuidadoras en nuestro país, una labor esencial, no solo por el tiempo que dedican, sino también por el bienestar que proporcionan a la persona que cuidan. Conocer esta realidad en torno a los cuidados es imprescindible para una toma de conciencia social, porque cuidar a la persona cuidadora es velar también por nuestras personas mayores", ha declarado el presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), Francisco José Tarazona Santabalbina.
Por su parte, la directora médica de Grupo Cinfa y presidenta del Observatorio, la doctora Alicia López Ocáriz, ha explicado que este estudio es una primera fase que se enmarca en el movimiento de Cinfa por los cuidados, en la que se está abordando el cuidado y la atención que se proporciona a los familiares mayores, tanto si tienen algún grado de dependencia como si no, y, de forma gradual.
"Queremos conocerlas, profundizar en su bienestar físico, mental y emocional y saber si se sienten reconocidas y apoyadas. Todo ello, con un enfoque inclusivo y desde la empatía, porque cada forma de cuidar es válida y todas deben ser respetadas", ha concluido.