En un país donde más de la mitad de los trabajadores realiza tareas repetitivas y rutinarias, hablar de formación tecnológica no es solo relevante: es urgente. Porque detrás de cada habilidad que no se actualiza, hay una oportunidad que se pierde. Y detrás de cada decisión formativa, hay una responsabilidad con el desarrollo productivo, la equidad y el futuro.
La educación técnico-profesional, con su capacidad de respuesta ágil y su fuerte vínculo con los territorios, tiene hoy un rol estratégico en la reconversión laboral y la transformación digital. Pero eso exige más que programas de estudio: requiere articulación entre la academia, el sector público, el mundo privado y la sociedad civil.
Según la Encuesta de Habilidades de Adultos (PIAAC, OCDE, 2023), más del 55 % de los trabajadores chilenos realiza tareas de baja complejidad, lo que los ubica entre los más expuestos a la automatización dentro de la OCDE. Este escenario exige una respuesta sistémica, donde el desarrollo en competencias tecnológicas no sea una opción complementaria, sino una prioridad país. La educación técnico profesional debe ocupar un lugar central en las estrategias de reconversión laboral, conectando talentos con oportunidades reales y reduciendo brechas estructurales. Pero esto requiere visión de colaboración ampliada: academia, gobierno, empresa y comunidad deben trabajar en conjunto.
Desde Duoc UC y desde la Escuela de Informática y Telecomunicaciones apostamos por acciones integrales. No se trata solo de formar, sino de transformar vidas. La innovación aplicada —como el Centro de Innovación y Transferencia Tecnológica (CITT)— articula el trabajo entre estudiantes, docentes y empresas, resolviendo desafíos reales desde el origen. Y las carreras se mantienen actualizadas: Inteligencia Artificial, Ciencia de Datos, Ciberseguridad, Cloud Computing, IoT y Robótica colaborativa ya forman parte del plan formativo.
Pero la educación en tecnologías también debe ser más equitativa. Por eso impulsamos programas como Más Mujeres en las TICs, que busca revertir la histórica brecha de género en el sector. O CERTIFIKA, que entrega certificaciones internacionales para estudiantes, docentes y titulados, fortaleciendo su empleabilidad y validando sus competencias ante el mundo. También hemos puesto en marcha iniciativas como CiberVoluntarios, donde nuestros estudiantes apoyan a comunidades en alfabetización digital y ciberseguridad, y Futuro Digital, que articula innovación educativa, tecnologías emergentes y visión estratégica para posicionar a Chile como un polo tecnológico regional.
Chile enfrenta desafíos estructurales: automatización responsable, inclusión digital, sostenibilidad, equidad territorial. En ese escenario, la educación técnico-profesional no puede seguir siendo vista como un actor secundario. Por el contrario, debe ocupar un lugar central en la conversación sobre desarrollo, productividad e innovación. Es la llave para conectar talento con oportunidades reales y para reducir brechas que no solo son tecnológicas, sino también sociales.
Pero ningún esfuerzo será suficiente si no existe una articulación decidida entre todos los actores del ecosistema tecnológico: la academia, el sector público, el mundo político, las empresas, la sociedad civil. Nos enfrentamos a una tarea colectiva que exige visión de largo plazo, compromiso ético y capacidad de adaptación.
Desde Duoc UC y desde nuestra Escuela hacemos un llamado a seguir apostando por trayectorias articuladas con la educación técnico-profesional, por entornos inclusivos, y por una integración activa de tecnologías emergentes. La transformación digital debe tener sentido humano, territorial y sostenible. Formar en tecnologías es formar futuro, y ese futuro se construye entre todos, con visión, esfuerzo conjunto y sentido de propósito.
Alejandra Acuña V.
Directora de la Escuela de Informática y Telecomunicaciones, Duoc UC