Se ha tratado de comparar el presente panorama electoral que vive Chile, con aquél que caracterizara la elección presidencial de 1938. Lo único relativamente similar es que en ese entonces terminaron enfrentándose una candidatura de derecha, la de don Gustavo Ross Santa María, con aquella encabezada por quien fuera el nuevo presidente, don Pedro Aguirre Cerda. Coaliciones muy distintas a las que dominan el escenario actual, en que una de ellas es encabezada por una comunista, partido que en 1938 era electoralmente poco significativo. El Frente Popular, que emulaba a ciertas experiencias europeas, era una coalición bastante amplia que era encabezada por un representativo del centro político de ese entonces, el Partido Radical. El propio candidato de la coalición triunfante se ubicaba más bien en el ala más conservadora de su partido, teniendo notorias confrontaciones con el ala más de izquierda encabezada por don Juan Antonio Ríos. Se daba además la confrontación electoral en un ambiente muy distinto al actual: prevalecía un gobierno de derecha encabezado por don Arturo Alessandri mientras que prevalecía una significativa crisis económica debido al impacto de la crisis financiera de comienzos de la década de 1930. En el plano político, además, subsistía la presencia electoral de Carlos Ibañez del Campo, ex presidente de la república hacía una década atrás, quien constituía un factor gravitante en la elección de 1938. Su retiro de la contienda volcó mucha votación, según se cree, al candidato del Frente Popular.
Pedro Aguirre tenía un programa de gobierno muy bien estructurado, especialmente a partir de dos libros suyos sobre el problema industrial y el problema agrario de Chile. Además, siempre enarboló el tema educacional como uno básico para el futuro del país, adoptando por ello el lema que estableciera don Valentín Letelier, ex Rector de la Universidad de Chile, “Gobernar es Educar”. No hubo pues lugar para lemas populistas o propuestas sin fundamento; el chileno entendió las bases de un plan de gobierno que daría vida a la expansión de la educación, crearía una política de industrialización por medio de la CORFO y atendiera con énfasis la obra pública. Pese a sus convencimientos políticos y el triunfo que obtuviera, don Pedro no llamó al Partido Comunista al gabinete. Tampoco lo hizo su sucesor, don Juan Antonio Ríos, Como expresó en su “De Profundis”, Gabriel González Videla, él cometió el “error” de incorporarlos al gabinete de su administración tras lo cual se dio cuenta que los comunistas tenían un pie en el gobierno y otro haciendo oposición en las calles. Todos sabemos como terminó tan desafortunadamente la administración de González Videla en medio de este severo desdoblamiento.
O sea, de la elección del 38 poco queda comparable con aquella que Chile enfrenta en pocos meses más. Hoy existe una coalición de izquierda y una derecha que aparece bastante dislocada. El centro político ha desaparecido, y sus restos debaten con cuál de las dos opciones se identificarán. Se debatió en la elección de Aguirre Cerda programas e ideas, y no puramente afirmaciones que envuelven poco sustento y no establecen prioridades como muchas de las que escuchamos a diario. Y prevaleció respeto entre los postulantes porque se creía en el espíritu ciudadano que hoy parece haberse perdido. Don Pedro Aguirre Cerda encabezó un gobierno transformador, respetuoso de las minorías y las ideas opuestas y no intentó nunca amenazar con acciones de fuerza a sus opositores.
Prof. Luis A. Riveros
Universidad Central