Juego, creatividad y curiosidad: pilares para el desarrollo humano en niñas y niños

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En un entorno donde la productividad es parte de la exigencia diaria y los niños de educación básica cumplen entre 35 y 38 horas semanales de trabajo escolar, pareciera que estamos dejando cada vez menos tiempo para el juego, la creatividad y la curiosidad. El problema es que olvidamos que las innovaciones más disruptivas nacen precisamente cuando nos permitimos jugar sin límites.


La creatividad y la curiosidad son herramientas fundamentales para el desarrollo de las habilidades necesarias para el siglo XXI, tales como el pensamiento crítico, la colaboración, la comunicación, la resolución de problemas y la adaptabilidad. Cuando las fomentamos desde la infancia, estamos preparando a los niños y niñas para el futuro y empoderándolos para ser agentes de cambio dentro de sus comunidades.


Estas habilidades trascienden el conocimiento académico tradicional, permitiendo a las personas innovar, adaptarse y trabajar en equipo en un mundo dinámico. Enfrentar un problema o una situación cotidiana será más fácil, porque gracias a ellas se abren nuevos caminos para encontrar soluciones y nos damos cuenta de que no existe una única ruta para obtener lo que nos propongamos.


Ya en 1962, los profesores Getzels y Jackson definieron la creatividad como “la habilidad de producir formas nuevas y reestructurar situaciones estereotipadas”. Esta idea juega con el ingenio, con la posibilidad de hacer caminos mentales donde antes no había nada. Por otro lado, el filósofo y psicólogo William James escribió en 1899 que la curiosidad es “el impulso hacia un mejor conocimiento”, porque a través de ella podemos aspirar a saber más, saber mejor y entender aún más a nosotros mismos y nuestro entorno.


La pregunta que corresponde hacernos ahora es ¿Cómo estimular estas habilidades desde la educación? Para lograrlo, es clave crear ambientes inspiradores, espacios lúdicos y abiertos donde niños y niñas puedan experimentar, equivocarse y volver a intentarlo, utilizando metodologías activas como el aprendizaje basado en proyectos y el design thinking. También el arte -teatro, música, pintura, etc.-, sirve como herramienta transformadora, desarrollando expresión, innovación y autoconfianza. Igualmente importante es despertar el asombro mediante preguntas abiertas como '¿Qué pasaría si...?’ o ‘¿Cómo podríamos resolverlo de otra forma?'.


En Fundación Mustakis, con el programa KAOS Espacio creativo, un laboratorio de innovación en educación no formal que funciona en el corazón de la comuna de Recoleta, trabajamos para promover en niños y niñas esas habilidades del siglo XXI con dinámicas donde el juego, la creatividad y la curiosidad son mecanismos fundamentales para el proceso de enseñanza y aprendizaje. Tan sólo en 2024, acudieron 8,977 niños y niñas en visitas pedagógicas de distintos establecimientos, 289 niños, niñas y jóvenes en campamentos, 46 en clubes y 33 en talleres. Los números dicen mucho, pero lo más importante es comprobar en la práctica cómo cambia la percepción de los niños sobre sí mismos y el mundo cuando les damos la posibilidad de divertirse y expandir su potencial.


Este 28 de mayo, Día Internacional del Juego, nos sirve de recordatorio sobre la relevancia de la creatividad y la curiosidad como competencias fundamentales para el aprendizaje y el desarrollo integral de niños, niñas y jóvenes. Si queremos formar a personas resilientes, empáticas e innovadoras , tenemos que crear instancias de juego, donde el error sea parte indiscutible del proceso, donde puedan probar, crecer y reinventarse. De esta forma estaremos preparando a las nuevas generaciones para vivir como protagonistas del futuro con herramientas para transformar los desafíos en grandes oportunidades.



Magdalena Tapia, Jefa de Programa KAOS Espacio Creativo de Fundación Mustakis


europapress