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Magdalena Tapia |
Cada año, cuando se acerca la celebración del Día de la Niña y el Niño, las grandes tiendas y supermercados se llenan de juguetes, gadgets y ofertas para festejar. Pero en medio de esa avalancha de estímulos, vale la pena detenernos a pensar: ¿Qué recordarán los niños de su infancia cuando sean grandes? ¿El juguete de moda o las veces que sintieron verdadera conexión?
Enfrentar un problema o una situación cotidiana será más fácil, porque gracias a ellas se abren nuevos caminos para encontrar soluciones y nos damos cuenta de que no existe una única ruta para obtener lo que nos propongamos.