En Chile, se estima que 7 de cada 10 niños y niñas han sido víctimas de algún tipo de violencia. Esta no siempre adopta la forma de encierros o abusos extremos: muchas veces se ejerce con un grito, un golpe “correctivo”, un castigo humillante. Y todo eso deja huellas profundas.
Factores como la deserción escolar, el consumo de drogas, el acceso a armas y la exposición temprana a la violencia familiar o comunitaria, la influencia de modas (como algunas corrientes de la llamada música urbana) que exacerban el uso de la violencia como signo de estatus social son algunos de los elementos que alimentan este fenómeno.
No se trata de un hecho aislado; el bullying es un problema sistemático que sigue ocurriendo en nuestras aulas y que requiere medidas urgentes.
La iniciativa que promueve la celebración de la navidad al interior de las residencias para la niñez vulnerada, tiene como objetivo recaudar $10.000.000 en beneficio de las jornadas navideñas en cada una de sus 10 residencias y considera cenas, regalos individuales y colectivos.
¿Por qué es importante que los niños y niñas puedan vivir en una familia que les brinde cariño, protección, seguridad, contención y salud? Porque estos factores son cruciales para su crecimiento, desarrollo y bienestar.
La falta de infraestructura ha causado hacinamiento en los centros. Inclusive mas de 100 niños en lista de espera.
A través de encuentros y diálogos con la sociedad civil y la infancia, se logró aportar una perspectiva valiosa para asegurar que las voces de los más jóvenes, especialmente de aquellos en situación de vulnerabilidad, fueran escuchadas y consideradas en la formulación de esta política.
Es demasiada la responsabilidad, demasiadas las vidas que están en juego y demasiadas las implicancias para el futuro de nuestra patria, por ello esto es urgente, inclaudicable e impostergable.
No necesitamos más diagnósticos. Necesitamos que exista una voluntad política real.
La protección de NNA debe ser una prioridad ineludible. Las familias deben tomar medidas preventivas que abarquen desde la elaboración de detalladas listas con información vital hasta la identificación y evaluación de amenazas dentro y fuera del hogar.
Estimo que el análisis debe ser más profundo que ello, trasladando la discusión hacia la evaluación del por qué los niños llegan tan masivamente a las residencias y por tan largos tiempos.
Esta situación se extendió por los sobrecupos y la derivación de niños con niveles de complejidad que estas instituciones no podían atender, llevando a una brecha de oferta y calidad, que tuvo como consecuencia el cierre de algunas residencias.
En Chile, la niñez solo adquiere importancia mediática, ya sea por tragedias o al considerar a los niños como "delincuentes". Es crucial abordar la niñez más allá de las crisis, buscando soluciones integrales. Urge implementar el Sistema de Protección Integral para la Niñez establecido por la Ley 21.430, pues todos los organismos estatales deben garantizar los derechos de los niños de manera inexcusable.
Sin medidas de cuidado, seguimos construyendo una cultura de violencia hacia la infancia. Solo nos queda, a los padres que podamos, proteger a nuestros hijos para desarrollar su niñez saludable y segura en donde no nos lo impidan.
La protección de NNA debe ser una política pública prioritaria. Urge acelerar el proceso de implementación de la Ley de Garantías y del Servicio de Mejor Niñez, asegurando las condiciones necesarias para que en las residencias podamos acogerlos adecuadamente.