Iván Cancino Alvarado, Gerente general Buonavita

​La confianza que nace del cuidado hacia la tercera edad

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Cartas al director

Sr. Director,


Enfrentar la vejez de un ser querido con demencia (término que engloba varias enfermedades que afectan a la memoria) es un desafío monumental. Para muchas familias, la idea de llevar a su madre o padre a una casa de reposo parece el último recurso. Lo que comienza como un sueño de una jubilación tranquila, se convierte en una realidad muy distinta cuando la salud no acompaña, y el cuidador familiar enfrenta la dura verdad: no está preparado para la tarea.


Es común que las familias intenten asumir la responsabilidad primero en casa. Inicialmente, un hijo o un familiar cercano decide llevar al ser querido a vivir con ellos, creyendo que podrán hacerse cargo. Sin embargo, el peso emocional y físico del cuidado, sumado a la rutina diaria, pronto se vuelve insostenible. Es en este punto donde las familias buscan ayuda externa, contratando cuidadores que trabajen durante la semana, mientras ellos cubren los fines de semana.


Pero incluso con apoyo, la realidad es que cuidar de una persona 24/7 no puede depender de una sola persona o incluso de dos. Para brindar el nivel de atención necesario se requiere de un equipo, y mantener un equilibrio emocional y físico se hace cada vez más difícil para las familias. Ahí es cuando las casas de reposo se convierten en una opción viable, más que una alternativa, una necesidad.


Desde dentro de una casa de reposo, lo que he observado es cómo el cariño, la dedicación y la filosofía del equipo terminan convenciendo a las familias. Estas instituciones no solo brindan el cuidado necesario, sino que también ofrecen una tranquilidad emocional para los seres queridos. La conexión humana, el afecto y la atención a los detalles son elementos que hacen que las familias confíen en dejar a sus seres más queridos en nuestras manos.


Aunque cometemos errores, los asumimos y buscamos mejorarlos. Este enfoque transparente y responsable es clave para mantener la confianza. La familia debe sentir que, aunque no podamos prometer la perfección, siempre estamos comprometidos a ofrecer lo mejor, y esa sinceridad es lo que realmente construye una relación sólida.


En este proceso, las casas de reposo no son simplemente lugares de cuidado; se convierten en un pilar emocional para las familias. No solo ayudamos al residente, sino que también brindamos alivio a los familiares, permitiéndoles liberarse de la carga emocional y física, sabiendo que sus seres queridos están bien cuidados.


Lo que las familias encuentran en las casas de reposo es más que una solución logística; es un espacio donde el cariño y el profesionalismo se fusionan. Y al final, ese es el mayor valor que podemos ofrecer: la tranquilidad de que sus seres queridos están en un lugar donde el amor y el respeto son pilares fundamentales.


No nos olvidemos que de acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la población de 60 años o más, alcanza el 19,2% del número de habitantes de Chile. Hay una larga tarea y desafío.


Iván Cancino Alvarado, 

Gerente general Buonavita

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