La disyuntiva entre músculo o eficiencia del Estado

|

AMERICO IBARRA



La dicotomía entre "músculo" y "eficiencia del Estado" se configura como un tema de profunda relevancia. En términos coloquiales el término "músculo" alude a la capacidad cierta que exhibe el Estado para hacerse cargo en forma efectiva y eficaz de la múltiples necesidades de la población, garantizando la justicia social y el acceso equitativo a recursos y servicios esenciales. En tanto, la eficiencia dice relación a su capacidad para gestionar recursos y obtener resultados de manera óptima y por tanto se asocia a la evaluación de cómo las instituciones públicas, la burocracia y los recursos disponibles se gestionan para alcanzar los objetivos de desarrollo y bienestar social. Esta última puede ser evaluada a través de varios indicadores, como la transparencia en la gestión pública, la capacidad de respuesta ante crisis y la efectividad en la resolución de problemas sociales. Así, un Estado que prioriza la eficiencia sobre el "músculo" suele ser capaz de fomentar el desarrollo humano, promoviendo el bienestar y la cohesión social.


El equilibrio entre el "músculo" y la eficiencia del Estado no es un estado estático, sino más bien sigue un proceso dinámico. Hemos sido testigos de cómo distintos regímenes y sistemas políticos han adoptado posturas diversas frente a esta relación. Estados totalitarios tienden a exhibir un "músculo" desmedido, donde la represión y el control social son prevalentes, derivando en una manifiesta ineficiencia en la atención a las necesidades públicas.


En esta lógica, para Estados fallidos (azotados por conflictos internos, corrupción y desigualdades extremas, que presentan serias dificultades para proporcionar seguridad y servicios básicos a su población) es recurrente apreciar su incapacidad para ejercer un "músculo legítimo”, asumiéndolos supletoriamente actores no estatales, como grupos paramilitares o bandas criminales, que, al llenar el vacío de poder, perpetúan ciclos de violencia y desconfianza social.


En contraste, para el modelo socialdemócrata escandinavo el "músculo" representa la capacidad organizativa y administrativa; la fiscalización cuidadosa de las actividades gubernamentales y la promoción de políticas inclusivas como elementos que rigen su funcionamiento. Esto permite mantener altos estándares de vida, bajos niveles de corrupción alta participación y cohesión social.


Sin embargo, la migración masiva, el cambio climático y la desigualdad económica, presentan nuevos desafíos a los Estados, poniendo a prueba su capacidad para mantener el "músculo" sin sacrificar la eficiencia. Por ello, la capacidad del Estado para adaptarse a nuevas realidades y relaciones de poder y mantener su eficacia, se ha transformado en un tema de alto interés académico y público.



Al parecer, sólo el equilibrio entre ambos aspectos tiene la capacidad para promover un modelo de gobernanza que no solo garantice la seguridad y el orden, sino que también impulse el progreso social y económico. La eficacia con la que un Estado maneje esta dualidad determinará en gran medida su prosperidad y futuro.


Américo Ibarra Lara

Director Observatorio en Política Pública del Territorio

Facultad de Arquitectura y Ambiente Construido

Universidad de Santiago de Chile


europapress