Sr. Director,
La última cifra del IMACEC (0,1% en junio) da cuenta del estancamiento de la economía nacional, que se ve profundizado con el aumento de las proyecciones de inflación, la que se alzaría este año por sobre el 4%. En este contexto, la autoridad monetaria ha decidido detener la reducción de la tasa de política monetaria, lo que hace aún más complejo la reactivación económica.
Todo ello, se da en un escenario de caída de la inversión privada y deterioro estructural del mercado del trabajo para generar empleos de calidad. Es así como los registros administrativos de cotizantes de seguro de cesantía muestran una gradual reducción durante todo el 2024, pasando de 5.256.423 en diciembre 2023 a 5.083.291 en abril 2024. Una caída de más de 170 mil personas que quedan fuera de la protección social laboral.
Por todo lo expuesto, no parece tan difícil entender la creciente tasa de informalidad laboral y su consolidación por sobre al 28%, promedio nacional y, en algunas regiones del país, por sobre el 30%, desde hace ya un par de años. Lo peor de todo esto, es observar una especie de “normalización sociopolítica de la informalidad”, con altos niveles de tolerancia y falta de medidas concretas para su erradicación, sumergiéndonos en una anomia colectiva público-privada.
Guillermo Riquelme,
Académico,
Universidad Autónoma de Chile