Recientemente la Fiscalía Nacional ha dado a conocer el registro de 60 causas por el delito de usura, casi el triple que en el mismo periodo de 2022, cuando se contabilizaron 19 casos. El alza se debe a la proliferación del crédito informal a través de financieras ilegales asociadas a bandas criminales extranjeras.
En este contexto de creciente inseguridad financiera y aumento de los préstamos informales, la prevención del sobreendeudamiento es más relevante que nunca. No sólo es un asunto de protección al consumidor y de bienestar económico, sino también un tema de seguridad personal.
Los consumidores, especialmente aquellos con alta vulnerabilidad, a menudo se encuentran en una situación de desventaja en el sistema crediticio. Muchos de ellos no tienen suficiente conocimiento financiero y, por ende, son más susceptibles a las tácticas depredadoras de los prestamistas ilegales. En este sentido, es fundamental desarrollar medidas de protección efectivas y educar a estos consumidores sobre las prácticas justas de préstamo y los riesgos del sobreendeudamiento.
Para prevenir el sobreendeudamiento y proteger a los consumidores, se deben implementar estrategias de múltiples niveles.
Primero, las instituciones financieras formales deben ser más accesibles e inclusivas para los consumidores vulnerables. Esto implica ofrecer productos de crédito que se adapten a sus necesidades y capacidades, con términos de préstamo transparentes y responsables. Además, se deben establecer sistemas efectivos de evaluación del riesgo de crédito para evitar prestar más de lo que el consumidor puede devolver, para esto último es fundamental contar con un sistema de registro de deudas consolidado y que no ignore cierta información del deudor.
Segundo, se debe potenciar la educación financiera. Los consumidores deben entender cómo funciona el crédito, cómo calcular los intereses y qué hacer en caso de no poder pagar. Si bien el legislador estableció en el currículo escolar contenidos de educación financiera, no se aprecia un avance en su implementación. Ahora bien, esta educación debe ser proporcionada además por las instituciones financieras, universidades y, en general, por la sociedad civil.
Tercero, se necesita una regulación más fuerte y una supervisión más efectiva de las prácticas de préstamo, tanto en el sector formal como informal. Es crucial penalizar a los prestamistas ilegales y asegurar que los consumidores tengan un recurso legal efectivo en caso de ser víctimas de prácticas de préstamo abusivas.
Finalmente, es importante fomentar una cultura de ahorro y responsabilidad financiera. Los consumidores deben ser conscientes de sus ingresos y gastos, y evitar tomar más deudas de las que pueden manejar.
Así, la prevención del sobreendeudamiento es una tarea que requiere esfuerzos conjuntos de todos los actores: los consumidores, las instituciones financieras, los reguladores y la sociedad en su conjunto. Es un paso crucial para proteger a los consumidores vulnerables, prevenir la propagación de prácticas de préstamo ilegales y garantizar un sistema crediticio saludable y responsable.
Dr. Sebastián Bozzo Hauri
Profesor Investigador IID
Universidad Autónoma de Chile