La conmemoración de los 50 años del "once", es vista con sospecha por quienes ven en ella un ardid de oportunismo político. La idea de recurrir al baúl pasado para sacar de la manga un as para una causa instrumental es problemática.
La Historia es una ciencia que estudia el despliegue temporal del espíritu humano y se compone de varias escuelas y diferentes áreas de especialización, cada una buscando la verdad histórica a través de un diálogo académico ininterrumpido.
Ningún autor o generación tiene la verdad absoluta, pero a todos los mueve la búsqueda de la verdad histórica. El flujo de la historia es la transmisión viva de la tradición, que se produce verbalmente de abuelos a padres, de padres a hijos y de hijos a nietos.
Sin embargo, hoy, en las orientaciones que el Gobierno ha entregado a través del MINEDUC, los padres aparecemos como potenciales enemigos y opresores de nuestros hijos y se nos pone bajo la mirada cuasi policial de un Estado supuestamente neutral. Esto significa un corte, una censura artificial en el fluir espontáneo de la historia y un daño irreparable a los niños.
El devenir histórico sigue su curso y desborda cualquier intento de manipulación política. Pero mientras dura el experimento, el daño en los niños será enorme. Al lado de esto, la conmemoración de los 50 años del “once” resulta, casi, anecdótico.
La historia es una dimensión del hombre, manipularla es manipularlo y hacerlo con los niños es negarles la posibilidad de escribirla.
Felipe Varela
Presidente Mi Derecho a Educar