Un infeliz resultado

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Jorge Fuentes

Más allá de ser una pregunta casi filosófica, pensar en qué es la felicidad y cómo lograrla puede ser un poco complejo, pues son muchas las personas que buscan alcanzarla como un estado permanente, mientras otros asumen que podamos estar ante una emoción momentánea y fugaz. Independiente ello, son muchas las variantes que puede causar esta emoción en un individuo, motivos que, además pueden ir cambiado durante el tiempo.

Hace unas semanas la empresa de estudios de mercado Ipsos dio a conocer los resultados del informe “Felicidad Mundial 2022”, el cual develó no sólo un triste escenario para nuestro país, sino que también nos dio luces de lo que debemos potenciar como sociedad para sentirnos felices. Si bien hubo una aumento relevante para fines del 2021, donde el 53% de los chilenos declararon ser una persona Muy feliz/ Bastante feliz, ante un 2020 donde sólo 35% de las personas se clasificaron como felices. El aumento parece relevante, sin embargo nos sitúa como el cuarto país más infeliz. Si consideramos que la medición se realizó con 30 países, nuestro lugar no es menor.

¿Por qué nos está costando tanto ser felices? Si bien venimos de un periodo donde la angustia, la incertidumbre y las pérdidas de vida humana nos generaron un estado de pesar que hacía evidente la falta de felicidad, el retorno de las actividades cotidianas y el reencuentro con nuestros seres queridos no han logrado llenar de dicha a los chileno. ¿Qué nos falta? ¿Por qué seguimos estando tan lejos de otros países que, viviendo los mismos coletazos que ha dejado la crisis sanitaria, han logrado sentirse más felices?

De acuerdo a lo señalado en la encuesta nuestro país asocia la felicidad a factores como la salud mental, la salud física y “sentir que la vida tiene sentido”, por lo que las preguntas previamente realizadas parecen responderse solas. Llevamos años señalando la importancia de darle respuesta a los problemas de salud mental que venimos arrastrando desde décadas producto de un sistema exitista en el que nos hemos visto envueltos y que ha dejado de lado el bienestar de las personas, ha cuestionado los tiempos de ocio como parte importante de la vida asociándolos a una carga negativa y nos ha quitado ese momento de reflexión para entender nuestros propósitos en la tierra.

Ser y sentirnos felices no sólo implica tener emociones positivas que favorezcan nuestra salud mental, sino que también repercute en nuestro organismo, por lo que el impacto a nuestro bienestar físico y emocional es indudable. Una sociedad compuesta por personas que gozan de una salud mental equilibrada será más empática, más resiliente y generará relaciones más sanas.

En la actualidad, son muchas son las maneras de hacernos cargo de mejorar nuestra calidad de vida desde las más tradicionales a las menos ortodoxas. Sin duda la psicología o la psiquiatría, junto a las medicinas complementarias, como las terapias florales, acupuntura, homeopatía o las más bioenergéticas, como la sanación pránica, son cada vez más requeridas por los chilenos.

Tras la dura tormenta dejada por la pandemia que, además nos mostró la fragilidad de la vida, necesitamos cambiar el chip para dejar la búsqueda del éxito sin sentido para la felicidad con propósito, asumiendo que parte importante de este cambio-independiente de los factores externos- debe ser construido desde nosotros. 



Jorge Fuentes, 

Psicólogo y Director de Pranavida

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