La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha insistido este martes en aprovechar la coyuntura actual y los cambios geopolíticos para convertir euro en una divisa que no sea un mero activo refugio, sino una moneda capaz de disputarle la hegemonía al dólar.
"Si reforzamos ahora los cimientos del euro, podremos transformar nuestra apertura en resiliencia y nuestras debilidades en fortalezas. Y podremos garantizar que, en el futuro, el euro seguirá siendo un pilar de estabilidad y fortaleza para Europa, incluso en un mundo más incierto", ha afirmado en un evento celebrado en París.
En su estado actual, el euro funcionaría como un activo refugio que se aprecia al recibir flujos financieros entrantes, lo que encarece las exportaciones de la eurozona en vez de estimular el crecimiento. Esto no ocurre en Estados Unidos, entre otros factores, porque la mayoría de los contratos con el exterior están denominados en dólares.
Además, Lagarde ha asegurado que los mercados de capitales europeos no son lo suficientemente "profundos" como para beneficiarse plenamente de los flujos hacia activos refugio, ya que la suma de las deudas soberanas con solvencia 'AAA' y 'AA' asciende a solo 6,6 billones de euros, una quinta parte del mercado del Tesoro estadounidense.
Igualmente, la capitalización bursátil conjunta es menos de la mitad del tamaño de la de Estados Unidos y la asignación de capital a este lado del Atlántico es menos eficiente.
La exministra francesa de Economía ha animado a aprovechar el cambio de paradigma económico y geopolítico para reposicionar al euro y hacer que los flujos entrantes que buscan estabilidad se traduzcan en más inversiones y en crecimiento, lo que, a su vez, reforzaría el rol de 'faro de estabilidad' del euro y crearía un "círculo virtuoso".
Para ello, Lagarde ha indicado que será necesario completar el mercado único, incluida la unión del mercado de capitales, así como armonizar legislaciones y políticas fiscales. Lagarde ha abogado, también, por abordar los altos costes energéticos, la baja productividad y por financiar proyectos con deuda mutualizada.
Lagarde ha hecho un llamamiento a los gobiernos de la UE para que pasen a tomar sus decisiones por mayoría cualificada y no por unanimidad con la vista puesta en evitar que un solo veto pueda frustrar el interés colectivo de los otros 26 países.