El plan tributario del ministro Marcel

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Germán Pinto

La semana pasada se publicó una entrevista del ministro de Hacienda, don Mario Marcel, en el marco del Chile Day realizado en Londres, la cual nos permite conocer cuál es el criterio de la política fiscal para administrar los recursos recaudados a través del sistema tributario y, especialmente, por medio de la tan mentada reforma tributaria o pacto fiscal como ahora se denomina.


La autoridad económica señala, ante la consulta sobre los reparos de la Sofofa al hecho de que incrementar la recaudación por la vía de alzas tributarias o nuevos impuestos impide la capacidad de crecer, que es errado solo concentrarse en los efectos negativos que genera un incremento en la carga tributaria, sin mirar los beneficios que trae la buena administración de la nueva recaudación.


En efecto, el ministro Marcel señaló que es importante valorar que el incremento en la recaudación puede ser invertida en el país, la cual tiene un efecto expansivo “que puede compensar o incluso sobrecompensar cualquier efecto negativo que se genera del lado del financiamiento”. En otras palabras, cualquier daño que genere el incremento en la tributación de los agentes económicos, puede ser solucionado con el efecto en la economía que genera la acción del Estado en ella, por medio de la inversión o mayor gasto fiscal que realiza.


Por otro lado, señaló que en nuestro país “hay una cierta resistencia a tener una visión de conjunto”.


Me parece muy bien que tengamos esta especificación y claridad del talante económico que tiene nuestro ministro, pues de esta forma podemos aportar para que tenga algunas opiniones sobre las consecuencia y proyección de resultados que ese camino puede generar.


En esa línea, me permito señalar que la evidencia empírica ha demostrado que en un país con bajo crecimiento como el que tenemos hoy en día, no resulta efectivo un incremento en la carga tributaria, debido a que las empresas están con problemas para generar ingresos y, enfrentar mayores costos, solo redunda en ingresos menguados y posibilidad de pérdidas.


Esa fue la consideración que se tuvo para aplicar las herramientas tributarias en los años ochenta, para salir de tremenda recesión que vivimos en esa época. A través de la ley 18.293 de 1984 se estableció un sistema tributario que generaba una rebaja impositiva a aquellos empresarios que no realizaban retiros de utilidades. Esto llegó a tanto, que en 1988 las empresas pagaron impuesto a la renta, no por el monto de sus utilidades, sino por el monto de los retiros o dividendos que fueron distribuidos a sus dueños. En otras palabras, se llegó a tanto el incentivo a capitalizar las utilidades que las empresas no pagaban impuestos si los dueños no sacaban sus utilidades.


Si bien es cierto que no hay evidencia empírica suficiente para señalar que estas medidas levantaron al país en los años ochenta, no es descabellado pensar que sí ayudaron.


Otro elemento importante que el incremento de las tasas del impuesto a la renta de primera categoría no genera un incremento en la recaudación, por lo menos, no con la linealidad que se espera ni se proyecta. De esto sí hay evidencia y se puede apreciar que el nivel de recaudación no está en línea con los incrementos de tasas, pero sí con el crecimiento.

Hay evidencia suficiente para afirmar que la mayor recaudación lograda en los años noventa se produjo en mayor porcentaje por el incremento en el crecimiento y no por las alzas impositivas. Ahora bien, el incremento en la curva de recaudación no tiene la misma pendiente que la curva de crecimiento, debido al efecto de la evasión y el gasto tributario, aspecto que ya me referido en otras columnas. Pese a lo anterior, existe una correlación directamente proporcional entre las variables recaudación y crecimiento económico.


Otro aspecto que es bueno tener presente, considerando el plan que tiene el ministro de Hacienda, es el efecto multiplicador que el gasto fiscal tiene en la economía.


Si analizamos el Pacto Fiscal referente al destino de la mayor recaudación, veremos que irá principalmente a pensiones. De ser así, tengo mis dudas respecto al efecto expansivo que tendrá, pues aquello aumentaría las pensiones de los jubilados cuyo aporte irá directamente a medicamentos y a consumo, aspecto que más bien redundan en mayor inflación que ahorro e inversión. Esto lo podemos apreciar con la reciente experiencia de los retiros de los fondos de pensión, que fueron unos de los factores que generaron el alza inflacionaria del año pasado.


Son esos los antecedentes que pongo en la mesa ante los lineamientos y objetivos que la autoridad económica ha señalado en Londres, lugar que, precisamente, está buscando nuevos inversionistas para poder levantar nuestra economía.


Me gusta el optimismo del ministro, pero me preocupa las herramientas sobre las cuales pone su fe, debido a que la evidencia empírica y teórica no permiten sustentar que la acción del Estado a través de la utilización de la mayor recaudación - que dudo mucho se logre dada las condiciones del país - permitan una “sobrecompensación” de los efectos perniciosos que puede generar un incremento en la carga tributaria.



Prof. Germán R.Pinto Perry

Director Programas de Especialización Tributaria

Centro de Investigación y Estudios Tributarios NRC

Universidad de Santiago


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