Los médicos internistas han advertido de que las drogas sintéticas, elaboradas artificialmente, tienen una composición muy variable, así como efectos impredecibles y que, incluso, quien las toma puede sufrir un coma.
"Las drogas sintéticas son, por definición, aquellas que se han sintetizado de forma artificial, con el fin de imitar o potenciar efectos de otras sustancias. Su composición es mucho más variable y, sus efectos, más impredecibles. Además, sufren cambios continuos en su formulación, con el fin de eludir restricciones. Por lo tanto, en concepto, no tienen nada que ver con las sustancias naturales que se usan como drogas ilícitas", ha explicado la doctora Sara Carrascosa, del Servicio de Medicina Interna del Consorcio Hospital General Universitario de Valencia.
Este será uno de los temas que se aborde en la sesión 'Drogas sintéticas, principales síndromes derivados', que se celebrará en el marco del 46º Congreso de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y el 39º Congreso de la Sociedad Andaluza de Medicina Interna (SADEMI), del 26 al 28 de noviembre en Córdoba.
"Estas drogas sintéticas son las obtenidas mediante la síntesis artificial, a partir de precursores no naturales. Pueden ser compuestos psicotrópicos o narcóticos conocidos, químicamente modificados o bien compuestos noveles con efectos superponibles a los de otras drogas ilícitas. Como las tradicionales, poseen efectos sobre distintos sistemas de señalización neuronal (dopaminérgico, serotoninérgico, noradrenérgico, opioide), y a distintos niveles", ha explicado el doctor Mariño Fernández, del Servicio de Medicina del Hospital Universitario de Santiago de Compostela.
EFECTOS A CORTO PLAZO Y A LARGO PLAZO
"Los signos o síntomas tempranos que pueden alertar a familiares o amigos de que una persona está consumiendo drogas son los cambios de comportamiento, en la conducta, como la irritabilidad, la euforia, las alteraciones del sueño y los cambios en las relaciones, lo que puede orientar a un consumo patológico en general", ha avisado Carrascosa.
"El consumo en sí no es una enfermedad y, por tanto, no tiene síntomas. En el contexto de un trastorno por consumo o síndrome de dependencia se observan, con frecuencia, alteraciones en el funcionamiento social, de las relaciones o en trabajo", ha añadido Fernández.
A corto plazo, los expertos indican que las drogas sintéticas pueden producir arritmias, hipertensión, riesgo de cardiopatía isquémica o accidentes cerebrovasculares, aunque varía en función de la sustancia y la dosis consumida. Los efectos en el sistema nervioso son variados, si bien, predominantemente, figuran los cuadros de agitación, convulsiones o coma.
Los principales síndromes o trastornos que se desarrollan con su consumo prolongado dependen del tipo de sustancia, la vía de administración y el tiempo de uso, "aunque el efecto a largo plazo no es bien conocido, en algunos casos puede haber cuadros neurológicos, psiquiátricos o problemas cardiovasculares", informa Carrascosa.
"La mayoría de estas sustancias pueden afectar de forma leve a cerebro, corazón e hígado. En su forma más grave, pueden causar insuficiencia hepática aguda, arritmias amenazantes o síndromes coronarios y encefalopatía grave", ha agregado Fernández.
PAPEL DEL MÉDICO INTERNISTA
"Los médicos internistas tenemos un papel fundamental en el diagnóstico diferencial, la detección de las complicaciones orgánicas, en el manejo de cuadros clínicos asociados a las drogas, la estabilización del paciente intoxicado y la coordinación de las patologías que aparezcan a medio y largo plazo, dada nuestra capacidad de visión global y manejo integral, desde las urgencias a la planta de hospitalización y la consulta ambulatoria", afirma Carrascosa.
Para los medicos internistas es importante aclarar que "no existe evidencia de que el uso o circulación de drogas sintéticas esté generando en el momento actual un problema clínico en agudización o escalada y, programas como este, de naturaleza puramente formativa y científica, no deberían en ningún caso contribuir a la fabricación de un clima de 'drug scare' o persecución de los usuarios", puntualiza Fernández.