La proyección de los ingresos del Presupuesto Nacional ha representado un desafío constante para los ministros de Hacienda durante los años 2023, 2024 y también en este ejercicio de 2025, debido a que no se ha logrado alcanzar el nivel necesario para cubrir los gastos.
En 2023, la situación no fue tan crítica, ya que el desfase fue mínimo y pudo ser cubierto con endeudamiento. Sin embargo, en 2024 los ingresos fueron 4 billones de pesos inferiores a lo esperado, y este año se enfrenta un escenario similar.
Nuestro Presupuesto Nacional estima ingresos equivalentes al 22% o 23% del PIB, es decir, aproximadamente 80 a 81 billones de pesos, de los cuales alrededor del 85% corresponde a la recaudación tributaria, y cerca del 6% proviene del aporte directo del sector minero. De este modo, el nivel de ingresos del país depende principalmente de los impuestos que se logran recaudar de los particulares, es decir, de todos nosotros.
Por supuesto, las empresas, y en particular las grandes empresas, son los contribuyentes que más aportan a la recaudación. Al analizar la estructura tributaria, es evidente que ciertos sectores económicos, grupos de contribuyentes y tipos de capital resultan más sensibles que otros.
Una de las razones por las que no se ha alcanzado el nivel esperado de ingresos se relaciona con el crecimiento económico, pues el PIB, índice que mide la producción anual del país, no ha crecido al ritmo esperado por las autoridades. Para 2025, se proyecta un PIB inferior al estimado a fines del año pasado, generando una brecha que preocupa tanto a economistas del gobierno como de la oposición.
El panorama para 2026 también se presenta complejo, pues nuevamente se basan proyecciones sobre el crecimiento económico. En mi opinión, los aumentos impositivos por sí solos no generan incrementos significativos en la recaudación. Si bien pueden aumentar los ingresos de manera marginal, la evidencia empírica muestra que un crecimiento sostenido del país permite recaudar más, y es ahí donde debería centrarse el esfuerzo para alcanzar los niveles presupuestarios requeridos.
El escenario para 2026 presenta matices que podrían orientar una estrategia más favorable. La confianza empresarial y de los consumidores es un elemento fundamental para las proyecciones. Según la consultora GfK, el Índice de Percepción de la Economía (Ipec) publicado la semana pasada, mostró niveles no vistos desde 2017. Sin embargo, existen proyectos mineros por 113 millones de dólares detenidos por la tramitación ambiental, lo que constituye un obstáculo para estas expectativas.
Por otra parte, aunque no necesariamente eficiente, la recaudación se verá incrementada debido a una mayor carga tributaria sobre el IVA, dado que a partir del 25 de octubre se afectarán con este impuesto las compras de productos a través de plataformas digitales, como ya he comentado en columnas anteriores.
El fijar los ingresos fiscales es muy complicado por la variedad de factores que intervienen y que, por su volatilidad, hacen peligrar las proyecciones, siendo la recaudación tributaria el elemento fundamental.
Es por tal motivo que el Presupuesto Nacional ha estado con un déficit que ha obligado a recurrir a endeudamiento público para lograr reparar esta apuesta que, año tras año, se ha perdido.
Prof. Germán R. Pinto Perry
Director de Programas de Especialización Tributaria
Centro de Investigación y Estudios Tributarios NRC
Universidad de Santiago