Impuestos injustamente injustos II

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Quiero seguir comentando los “efectos colaterales” de las contribuciones porque, pese a que las estadísticas digan que no generan tanto descalabro como se ha mencionado, desde un punto de vista cualitativo son un grave problemas para muchas familias.


Tal como ya he señalado, las contribuciones de bienes raíces son un impuesto patrimonial porque gravan la sola tenencia de un bien, obligando a pagar tributos que son financiados a través de otras fuentes de ingresos, totalmente ajenas a las vinculadas al bien afecto. De esta forma, se genera una doble tributación porque el contribuyente paga tributos por la mera tenencia de bien y por los fondos que destina para pagar esa carga tributaria.


Además de lo anterior, puedo señalar otra injusticia, pues los elementos para determinar la base imponible de las contribuyentes están fuera del control del contribuyente, porque consideran, por ejemplo, el valor del metro cuadrado de lugar donde está ubicado el bien.


Esto es muy doméstico y particular. Puedo ilustrarlo con una persona que compra una casa en un lugar alejado de la urbe, pero que, por el crecimiento de la ciudad, rápidamente es se ve rodeado de viviendas, de caminos y servicios públicos. Si bien es cierto que la casa se beneficiará del nuevo entorno, es un incremento que no dice relación con la capacidad de pago del contribuyente, máxime, si ésta decrece con el correr de los años, llegando a menguar sus ingresos considerablemente cuando jubile.


Todo lo anterior se ve incrementado con otro elemento adicional que surgió a la luz pública del mismo Director Nacional de Servicio de Impuestos Internos, quien afirmó que “no hay total transparencia en el valor del metro cuadrado, porque se toman valores de áreas homogéneas, pero en la página del SII no está publicado cuál es la muestra que se tomó”. Esto es muy desfavorable porque los contribuyentes se ven enfrentados a un estrés importante porque se enfrentan a una erogación cuya cuantía resulta ser una verdadera sorpresa.


Sin duda que tener un flanco tan expuesto financieramente, puede generar rápidamente morosidad en el cumplimiento tributario, la cual tiene efectos muy importantes porque el Estado, el mismo que exige que se contribuya a su rol social, remata un bien que costó 20 o 30 años de trabajo del contribuyente.


Pese a que las contribuciones son una fuente importante de financiamiento para las municipales, no es menos cierto que es necesario revisar los efectos que están generando pues están convirtiéndose en una verdadera fuente de expropiación que genera muchas distorsiones que bien vale la pena evaluar.


Prof. Germán R. Pinto Perry

Director de Programas de Especialización Tributaria

Centro de Investigación y Estudios Tributarios NRC

Universidad de Santiago

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